Capítulo treinta y dos.

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Esperaba la hora del almuerzo con ganas ya que debía ir por el vestido que iba a usar está noche, Ryan me explico que era una fiesta de aniversario para la Empresa de un amigo de su padre.

Laden estaba algo distante, y creo que se debe a lo feliz que estaba el día de hoy, Lena me pregunto qué tal iban las cosas con Ryan y le conté que de maravilla y luego de eso Laden empezó a responder cualquier cosa con monosílabos hasta que terminó yendo a otra parte para no escuchar nada más.

Un muchacho entra a la Tienda y me levanto del sofá ya que soy la única libre, pero frunzo el ceño al ver al muchacho que entra.

— ¿Te conozco? —Pregunto asustándolo ya que no me vio.

Sus ojos marrones me parecen demasiado familiares pero no recuerdo de dónde.

—Soy Rafael, nos conocimos en un avión cuando íbamos rumbo a New York.

De repente lo que reconozco.

— ¡Claro que te recuerdo! ¡Bienvenido a Tatto Dragons!

—Me pensé mejor lo del Tatuaje, llamé anoche por una cita contigo.

— ¿En serio? Nadie me dijo nada, pero tranquilo estoy libre —Luego recuerdo que él fue a darle una visita sorpresa a su novia—. ¿Y cómo reaccionó tu novia al ver que fuiste a verla?

Una mueca aparece en sus labios.

—Digamos que estaba sorprendida por mi llegada, pero más me sorprendí yo cuando apenas llegue ella se estaba besuqueando con otro tipo.

—No te creo... ¡Que perra! —Digo sin poder creérmelo.

—Ya lo supere así que no te preocupes.

Pobre, su vida dio un giro en segundos. El tatuaje que me pidió era algo diminuto solo unas pequeñas palabras en honor a su madre que me contó que había ganado una batalla contra el cáncer.

— ¡Está increíble! —Sonríe con ganas—. En serio eres buena en esto.

—Lo sé, pero me encanta oírlo —Eso causa una carcajada de mi cliente.

Luego de tatuarlo me fije que ya había pasado el mediodía y aunque me moría de hambre fui con Lena directo al Centro Comercial.

— ¿Qué te parece este? —Pregunto saliendo del probador con un vestido rojo estilo sirena. Lo odie desde que lo vi pero la dependista dijo que resaltaría mi figura.

Elena levanta su mirada y chifla.

—Cuantas curvas y yo sin frenos.

—No me gusta —Digo con sinceridad mientras camino con dificultad hacia el espejo—. Me queda bien pero están ajustado que no me sentiría cómoda con él.

—Pruébate este —Dice levantándose y señalándome un vestido rojo que está puesto por un maniquí—, es sexy y creo que podrías causarle un infarto al Doctorcito tuyo.

Yo ya lo había visto antes, un hermoso vestido con la espalda abierta, ajustada a la cintura y luego caía suelta. La parte delantera me encantaba por el encaje en esa área además de que en la parte del cuello tenía unos pequeños rubíes que brillaban captando mi atención. Solo había un problema.

El precio.

—Sabes que soy pobre ¿no?

Ella se ríe.

—Tranquila mujer, yo te ayudo a pagarlo.

Abro los ojos sorprendida y niego con la cabeza.

—No es la gran cosa Micha, harías lo mismo por mí —Dice segura—. Además esta es una cena elegante donde estarán tus suegros.

La Pasión Por EL Chocolate #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora