Capítulo once

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Arrastro mi maleta por el camino con dificultad, intentando mantener mis ojos abiertos para no chocar contra alguien o caer al suelo.

Seis horas de viaje me dejaron agotada, y dormir no era una opción ya que en mi cabeza solo podía pensar en "Nos vemos en Los Ángeles" eso sonaba como a una futura cita ¿Verdad?

Pero eso no fue todo, esta vez mi compañero de asiento era un hombre mayor y el pobre estaba enfermo, llevaba una mascarilla pero igual no paraba de estornudar o toser.

Cada vez que cerraba los ojos y me disponía a dormir un estornudo me asustaba. Así que no dormí nada de nada, me mantuve escuchando música y viendo videos en youtube.

Puedo ver a mis padres a lo lejos y acelero el paso para llegar hasta ellos, mi mamá al verme se apresura en correr hasta donde estoy y abrazarme con fuerza. Suelto mi maleta y la abrazo de igual forma que ella.

—Mi bebé hermosa —Dice besando mi frente.

Río al sentir sus labios en todo mi rostro y como vuelve a estrujarme contra su pecho de manera protectora.

— ¡Mamá! —Digo entre risas.

—Silencio Micha, te extrañe mucho así que ahora déjame abrazarte.

—Yo también te extrañe.

Ella se limpia una lágrima rápidamente y yo beso su mejilla, siento que alguien me estira y no necesito ni siquiera voltear para saber quién es.

—Mi pequeña pony —Murmura estrujándome con fuerza.

—Papá —Digo entre risas, él me estrecha en sus brazos y me siento segura.

Mis padres antes no eran de mostrar mucho afecto, creo que a mi mamá sigue costandole esa parte pero se esfuerza por mi cosa que me pone feliz, con mi padre es diferente ya que él me consciente y mima demasiado, es un padre excelente. Ambos lo son

Mi mamá nos mira con una sonrisa mientras se cruza de brazos. Me acerco hasta ella y la jalo del brazo para que nos demos un abrazo familiar.

Me siento mucho más pequeña estando en medio de ellos.

— ¿Cómo te fue en tu viaje cielo?

Mi mamá es la primera en alejarse, no sin antes dejar un beso en mi frente gesto que imitó mi padre para luego agacharse y tomar mi maleta.

— ¡Me fue genial!... —Comienzo a parlatear.

Todo el camino cuento mis anécdotas con mis clientes y de lo mal que me lleve con Calem cuando lo conocí y como llegamos a ser amigos al terminar la semana, también les hable de la pinta ruda de Laden aunque en el fondo resulto ser completamente diferente. Tampoco evite contarle lo bien que me trato mi jefe hasta de la propuesta de trabajo que me ofreció.

Mis padres se sintieron muy orgullosos de mí y eso hizo que me sintiera mucho mejor. A veces siento que ellos esperaban más de mí, no sé tal vez una carrera más "formal" pero ellos una y otra vez me recalcaron que lo que sea que me haga feliz también los hará felices así que trato de esforzarme en destacar para que estén orgullosos de mí. Cuando les conté lo de ir a trabajar a New York no les pareció muy buena idea ya que no podría estar con ellos, pero les digo que tampoco acepté la oferta ya que no pienso dejar a Tatoo Dragons por nada en el mundo. Esa tienda es mi segundo hogar.

Antes de subir al auto compro unas pastillas para las náuseas y tomo una por las dudas, no quiero que de camino vuelva a sentirme mal.

El viaje es tranquilo, la verdad me quede dormida por el cansancio, al llegar a casa mi padre abre la puerta y hace un ademan para que entre primero, lo hago algo extrañada y todo está demasiado oscuro por lo que palmeo la pared buscando el interruptor y lo enciendo, me sorprendo al ver que todos se encuentran allí.

La Pasión Por EL Chocolate #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora