Capítulo treinta y seis.

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Estaba desesperada, odiaba el hecho de no tener un auto para poder desplazarme porque en estos momentos Fizzy no me servía de nada. No podía pedalear hasta llegar al Hospital con mi madre embarazada detrás.

Así que tuvimos que esperar que mi tío Bob llegara. Y ahora él conducía a una velocidad alta pero a la vez prudente para no ocasionar un accidente mientras yo me moría por los nervios.

Mi madre se hallaba llorando en el asiento trasero, era consciente de las palabras alentadoras que mi tío le decía, yo quería consolar a mi madre pero no podía me encontraba en una especie de estado de negación.

Me negaba a creer que mi padre estaba en el Hospital, no podía llorar, porque no lo aceptaba.

Apenas vi el Hospital me senté recta y abrí la puerta del auto.

— ¡Michaela! Ni se te ocurra bajarte con el auto en movimiento —Exclama mí tío, pero ya es muy tarde ya que eso fue exactamente lo que hice.

No iba rápido por lo que me tambaleé un poco pero eso no me impidió el salir corriendo rumbo al Hospital. Abrí las puertas de manera brusca captando la atención de pacientes y enfermeros.

— ¿Dónde está mi papá? —Pregunto a la recepcionista que me ve extrañada.

—Señorita, necesito que me facilite el nombre...

—Peter Lancaster —Digo rápido, ella parece teclear de manera lenta y me desespero—. ¡Esto es de vida o muerte! ¿Puedes apurarte? —Grite olvidando mi educación, ella pareció asustarse porque se apuró más está vez, luego me mira con los ojos abiertos.

—Señorita...

—Micha.

Volteó de manera rápida y ahí está él. Hace unos días que no nos vemos y parece que solo eso le bastó para que un leve rastro de barba apareciera en su barbilla.

Trago saliva, me duele verlo pero en estos momentos no puedo permitirme esto... solo quiero que me digan dónde está mi padre.

— ¿Dónde está? —Pregunto con un nudo en mi garganta.

Recaigo en su ropa, me asusto al verla... toda la tela azul está manchada de rojo... no, no, no.

Él da un paso al frente mientras yo doy un paso atrás aferrándome a la superficie sólida que tengo detrás.

—Mira Micha, debes entender que hicieron todo lo que estuvo a su alcance...

— ¿De qué mierda me hablas? —Pregunto con pánico en mi voz—. Yo... yo solo quiero que me digas donde está él.

Escucho las puertas siendo abiertas y unos pasos correr en nuestra dirección, mi tío y mi madre hacen apto de presencia.

—Ryan... oh por dios —Dice mi madre llevándose una mano a la boca al ver la sangre—. Por favor dime que él está bien.

Su voz parece una súplica, y lo es.

—Él no lo logró... la sangre que perdió era demasiada...

— ¡Cállate! —Grito fulminándolo con la mirada—. ¡Cállate!

Mi madre parece perder el equilibrio y mi tío la sostiene con fuerza hasta que ella termina desmayándose. Corro en su dirección y un enfermero trae una silla de ruedas para ella.

Yo no puedo creer que nada de esto esté pasando. Parece irreal, no tiene sentido que esto esté pasando de la nada.

Pero parece que uno puede perder a un ser querido cuando menos se lo espera.

La Pasión Por EL Chocolate #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora