Capítulo treinta y cinco.

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—Estoy embarazada.

Lena escupe el pedazo de pizza con los ojos abiertos, incapaz de creer lo que acaba de escuchar.

Yo por otro lado iba a meter la cuchara llena de helado de chocolate en mi boca, pero este queda a mitad de camino y mi boca abierta.

— ¿Cómo dices que dijiste? —Pregunto repitiendo la frase célebre de Miley Cyrus.

Mi madre se retuerce los dedos en frente de nosotros. Una gota fría de helado cae en mi muslo y maldigo. Limpio la zona con una servilleta y luego dejo el pote de helado en la mesa, necesito que mi madre se explique.

—No sé porque me miran así —Dice suspirando—. Por si no se dieron cuenta soy joven todavía y activa sexualmente...

—Gracias por la información innecesaria mamá —Digo haciendo una mueca—. Lo que pasa es que no puedo creer que vaya a tener un hermano.

—En ningún momento dije que será niño.

—Más te vale engendrar a un niño, no estoy dispuesta a perder mi trono de princesa de papá.

Lena suelta una carcajada mientras mi mamá niega con la cabeza.

— ¿El señor Lancaster lo sabe?

Mamá sonriente niega con la cabeza.

—No, pero sé que se pondrá feliz con la noticia.

— ¿Entonces qué esperas para decírselo? —Pregunto confundida.

—Está noche me invito a salir... ya sabes —Mis padres no salían mucho pero por lo menos mi padre se esforzaba en dejar un lado su trabajo algunas veces para salir con mi madre—. Pienso decírselo en el postre.

— ¿Pondrás el test de embarazo en el postre? —Pregunto haciendo una mueca de asco—. Eso un poco antihigiénico.

—No seas tonta, pienso en poner un papelito donde diga que estoy embarazada... o diciendo "Serás papá por segunda vez" Todavía sigo pensando en ello.

Me levanto de mi sitio para ir a abrazar a mi madre, la aprieto contra mi pecho con fuerza y Lena se suma al abrazo.

Miro el abdomen de mi madre y con algo de miedo lo toco para sentir como está algo hinchado.

—Según el Doctor el bebé ya tiene dos meses.

Abro los ojos sorprendida.

— ¿Y cómo no te diste cuenta antes?

—Por qué no tuve ningún síntoma... por el contrario contigo vomitaba todos los malditos días.

Desde pequeña fui un dolor de trasero para mi madre. Me río al pensar aquello.

—Felicidades —Dice Lena—. Pido ser la madrina.

Arrugo el ceño.

—Yo seré la madrina.

—Eres su hermana.

— ¿Y?

Mi madre ríe mientras discutimos sobre quien será la madrina, me alegra tener un tiempo en el cual no me permita pensar en Ryan.

—Voy a ser mayor que él por varios años —Digo con horror—. Todos pensarán que soy una tía y no su hermana.

—Ya te dije que puede ser niña.

—Me rehúso si quiera a pensar que pueda ser hembra.

—Niña, hembra es para...

—Lo sé Lena, lo sé.

La Pasión Por EL Chocolate #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora