detention room || lee jeno

ciento veinticuatro.

Me encontraba en mi cama viendo mi serie favorita por segunda vez, algo aburrida. Revisé mi móvil, y ya eran las tres y media de la tarde. Justo ahora debería haber sonado la alarma indicando que el castigo se había acabado.

Había estado toda la mañana durmiendo, pues me sentía más cansada que nunca, por alguna razón. Estuve sintiendo mareos todo el tiempo y tenía demasiado frío y calor a la vez, lo que se me hizo tedioso.

Pasaron unos quince minutos, cuando la puerta sonó. Me levanté a regañadientes, pero luego recordé quién podría ser y se me pasó. La magia de ser adolescente es que cambias de opinión y estado a los pocos segundos.

Abrí la puerta, para encontrarme con tres niños corriendo y gritando. En menos de diez segundos, ya habían entrado a la habitación y los había perdido de vista.

Miré de nuevo hacia la puerta, donde estaba Jeno con los ojos muy abiertos, impresionado por lo que acababa de pasar. Me hice a un lado para que pudiera pasar.

Lo primero que hizo fue tocar mi frente, al igual que hizo mi madre.

"Woah, estás muy caliente." dijo, sorprendido. No pude evitar reír por aquel comentario. Sí, la parte pervertida de mi mente trabajaba las veinticuatro horas del día. Cuando se dio cuenta de lo que acababa de decir, rió avergonzado. "No quise decir eso." aclaró. Decidió cambiar de tema, ya que sus mejillas comenzaban a tornarse rojas. "¿Por qué llevas toda esa ropa si estás ardiendo?" preguntó, refiriéndose a la enorme cantidad de prendas de ropa que llevaba puestas.

"Porque me muero de frío." respondí. Cada vez sentía que tenía más frío, pero en realidad mi cuerpo estaba muy caliente, y podía notarlo.

"Oh, perdón. En ese caso, vuelve a tu habitación y no te molestaré más." dijo, empujándome levemente hacia mi habitación. Entré, pensando que él se quedaría fuera, pero no. Él entró conmigo y cerró la puerta. Vaya, aquella fue toda una sorpresa.