ciento dieciséis.

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Todos quedaron en silencio unos segundos. Esos segundos comenzaron a alargarse hasta un minuto, y me pareció extraño que, de haber estado riendo hacía unos momentos, pasaran a estar en silencio repentinamente. Comenzaron a pasar los minutos y yo solo seguía caminando hacia donde caminaba Jeno. Todo estaba en completo silencio. Decidí romperlo.

"Vaya, qué silencio, ¿no?" dije. Esperé unos segundos por una respuesta. Pero nadie respondió. "¿Hola?"

"¿Por qué estáis tan callados?" siguió Jeno, quien seguramente también se sentía incómodo por aquel repentino silencio. "¿Acaso habéis visto algo que os asusta?"

"¿Chicos...?" los llamé, extremadamente extrañada. Comencé a asustarme.

Jeno sacó su móvil para alumbrar hacia donde los chicos deberían estar, pero no había nadie. Nos habíamos perdido. Habíamos estado minutos andando hacia donde creíamos que ellos caminaban, sin siquiera escuchar sus pisadas. Si habíamos estado minutos caminando, eso significaba que nos habíamos desviado mucho del camino.

"Mierda." dijo Jeno. No dije nada. ¿Qué debíamos hacer en este tipo de situaciones?

Mi corazón comenzó a latir exageradamente rápido y mi mente no se aclaraba para idear algo que solucionara aquello. La casa era muy grande, y podríamos estar en cualquier parte de ella. ¿Cuánto nos costaría encontrar a los demás entre aquella oscuridad? No quería ni pensarlo.

"¿Crees que deberíamos caminar por donde fuimos antes para encontrar el camino de vuelta?" propuse. Por lo menos ahora veía un poco, pues la luz de su móvil alumbraba los pasillos. Deberíamos haber hecho eso antes. Jeno asintió y cogió mi mano, caminando apuradamente, volviendo por donde habíamos andado antes.

Caminamos demasiado tiempo. Quizás había pasado una hora, eso no lo sabía. Como fuera, no podíamos encontrar la salida ni a nadie más.

detention room || lee jenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora