ciento treinta y cuatro.

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Alarmada, hice señas a Jeno para que dijera que no. Desde luego, mi madre comenzaría a hablar sobre si estábamos saliendo y sería incómodo.

"No, no quiero ser una molestia. Además, también está mi hermana."

"Ella puede quedarse también. ¿Crees que a tus padres les importará?" ofreció mi madre. Noté en la cara de Jeno que cambiaba de opinión.

"No, no creo que a ellos les importe." dijo, y mi madre caminó sonriendo hacia la cocina.

Miré a Jeno con una expresión asesina, y él se encogió de hombros.

"¿Pero qué haces? ¿Tienes idea de lo que va a hablar mi madre?" dije, indignada.

"Lo que sea para ganar puntos contigo." dijo, y sonrió de lado. Quedé boquiabierta mirándolo y él subió las escaleras, caminando hacia la habitación de mis hermanos.

"Qué agradable es ese chico. ¿Por qué no me habías dicho que tienes novio?" dijo mi madre caminando desde la cocina.

Aquel momento no podía ser peor. Quizás ella pensaba que Jeno no lo había escuchado, pero no era así. Él se dio la vuelta para mirarnos y sonrió. Ugh, creo que no había pasado un momento más vergonzoso en mi vida.

"Mamá, no es mi novio. ¿Vas a empezar con eso otra vez?" me quejé, cansada.

"¿No es ese el chico del que hablaban tus hermanos? El que te gusta." continuó ella, ignorando mis quejas.

"¡Mamá!" grité. Tenía ganas de llorar. Llorar de la vergüenza... si aquello existía.

Escuché a Jeno reír, pero no tuve el coraje para mirarlo.

"Vaya, estás muy animada para tener fiebre, ¿no?" dijo ella, caminando de nuevo hacia la cocina. La seguí.

"¿Pretendes que me quede sentada en el sillón mientras tú hablas de lo bien que te cae Jeno?" dije, obvia. "Espero que no estés toda la cena hablando sobre eso."

"No esperes nada."

"Eres tan infantil a veces..." suspiré, y subí a mi habitación.

detention room || lee jenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora