ciento cuarenta.

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Caminé a paso lento, intentando hacer que Jeno moviera sus piernas más rápido para llegar cuanto antes a mi casa y que él dejara de perder sangre.

Por fin llegamos. Había decidido llevarlo a mi casa, que estaba más cerca de aquel lugar que la suya, aunque tardamos veinte largos minutos, ya que le costaba mucho caminar.

Llamé al timbre esperando a que mis hermanos abrieran la puerta cuanto antes. Sí, me había visto obligada a dejarlos solos por ese tiempo, pero tenía que ir rápido.

Abrió la puerta Jiyoung, quien tuvo una expresión anonadada en cuanto vio a Jeno. Caminé con él hacia el sillón y lo tumbé allí. Suspiré muy cansada. Había hecho demasiado esfuerzo, ya que no tenía demasiada fuerza, y menos para cargar con personas que casi no pueden caminar.

"¡¡Oppa!!" gritó Jiyoon, llorando, y fue corriendo hacia él. Él simplemente se retorcía de dolor en su asiento.

"Jiyoung, llévatela." le ordené, corriendo hacia el cuarto de baño para coger el kit de primeros auxilios, el cual teníamos en casa gracias a mi padre, a quien siempre le gustaba prevenir.

Mi hermano asintió y la cogió de la mano para llevarla de nuevo a la habitación.

Recordé todo lo que me había enseñado mi padre de pequeña sobre curar heridas, y lo agradecí inmensamente.

Saqué el alcohol. Sí, sabía que le dolería mucho, pero era la única forma. Puse alcohol en un trozo de algodón y, de la manera más suave posible, lo posicioné sobre una de las heridas que tenía Jeno en el brazo, el cual era una de las que más sangraba.

Gimió, pero lo hice morder un trozo de algodón para que su hermana no lo escuchara. No sabía lo que la pobre debía estar pasando. Ver a su hermano, la persona que la había cuidado desde pequeña, con la que pasaba todos los días, sufrir de aquella manera y tener tantas heridas no debía ser agradable para una niña pequeña.

detention room || lee jenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora