ciento treinta y tres

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La puerta se abrió de repente, y aparecieron mis hermanos corriendo hacia ella para abrirla. Era mi madre. Me separé inmediatamente de Jeno y me giré para verla. Vi como abrazaba a mis hermanos y luego miraba hacia nosotros dos.

"Hola, Jiyoon." saludó, extrañada. "Hola,..." no pudo seguir, pues no sabía su nombre.

"Jeno." añadió él. Mi madre sonrió de una forma extraña, sin saber qué hacer.

"Jiyoon, no me habías dicho que teníamos visita." dijo ella, mirando hacia el espejo y arreglando ligeramente algunos mechones de pelo que salían de su recogido.

"Oh, no importa señora, está en su casa." dijo Jeno, de una forma educada, muy educada. Vaya, nunca lo había visto hablar así. Es como cuando Taeil comenzó a hablar con mi madre y acabaron haciéndose amigos.

Ella comenzó a reír.

"No me hables de usted, por Dios." dijo ella, exageradamente. Así era ella, no quería ser tratada como alguien mayor, y tampoco le gustaba que las personas desconocidas la vieran despeinada.

Jeno rió también. ¿Acaso mi madre iba a tener una amistad con todos mis amigos?

Continuaron hablando por un rato más. Mi madre se sentó junto a él en el sofá y yo me vi obligada a hacerme a un lado para que pudiera sentarse entre nosotros dos. Me dio la espalda y siguieron hablando. Y yo... yo estaba allí, mirando.

Pasaron unos veinte minutos, y me estaba aburriendo. Como la chica dramática que soy, hice mi trabajo.

"Bueno, cuando termines vuestra charla, avisadme." dije, mientras me levantaba algo lamentada; claramente, era fingido.

"No no, tranquila, yo ya tengo que irme a casa." dijo Jeno. "Se está haciendo tarde."

"¿Por qué no te quedas a cenar?" ofreció mi madre, animadamente.

detention room || lee jenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora