Capítulo 9: La despedida

51 7 4
                                    

Habían pasado tres años ya desde que Jack empezó a vivir en el bosque. En todo ese tiempo habían pasado miles de pequeñas cosas, desde la transformación de Jack en un joven capaz de defenderse por sí mismo y con sus manos desnudas ante cinco hombres armados, hasta un casi completo control sobre él y su poder, el conocimiento de una lengua y algún que otro romance, a pesar de que nadie lo creyera posible.

Al principio, todos se extrañaron de que Jack aceptara a Sejyin cuando ésta le pidió que estuvieran juntos. Ella todavía no era una mujer adulta con la que Jack pudiese estar cómodo al cien por cien, pero aun así la acepto. Estuvieron poco tiempo juntos, pero Sejyin creció mucho como persona, probablemente Jack se había dado cuenta de su necesidad de madurar y lo hizo para ayudarla porque jamás intento nada con ella, ni siquiera aunque ella se lo pidiera y eso es algo que sólo lo sabían ellos dos.

―¿Estás seguro de que tienes que irte?―Le preguntó Sejyin―. Esto no será lo mismo sin ti.

―No te preocupes, pequeña― dijo Jack con un deje cálido en la voz mientras le daba un beso en la frente y la muchacha se sonrojaba―. No es un adiós sino un hasta pronto.

―Ya no soy ninguna niña, Jack―dijo la joven ante el apelativo cariñoso de él―. Y sí, lo sé. Te volveremos a ver.

―Bueno, joven Jack, ha sido poco tiempo pero ya sabes que aquí tienes un hogar― aportó brevemente Nashat.

―Eso es, siempre habrá un hueco en esta aldea para ti y tus bromas salidas de tono. Siempre tendrás mi casa cuando la necesites― concluyó Nyat.

Yumeya no dijo nada, solo se acercó en silencio y le intentó golpear en la boca del estómago con el puño. Jack aún no era capaz de ganar siempre a Yumeya en combate aunque había un porqué.

―¿Ya estas intentando noquearme para poder retenerme más aquí? Se ve que no vas a poder vivir sin mí― le soltó Jack con tono jocoso a la par que bloqueaba su puño y le rompía la guardia hasta dejarla con los brazos a ambos lados del cuerpo y totalmente expuesta―. ¿Ves? Te estas volviendo débil.

Yumeya aprovechó la situación y abrazó fuertemente a Jack mientras lo besaba tiernamente pero con fuerza, como temiendo que ese fuese su último beso.

―Como no vuelvas te juro que te mato, ¿entendido, Jack Hardy?

―¿Y perderme esta lucha sin fin nuestra? ¿Qué persona en su sano juicio no huiría ahora que puede?― Bromeó Jack mientras veía como Yumeya se empezaba a enfadar―. Pero sí, volveré, no puedo dejar a esta pobre gente lidiar ellos solos contigo.

―Jack―empezó a hablar el anciano Rott, que se encontraba al lado de la abuela―, conoces nuestros secretos, nuestra vida y nuestras costumbres, haznos sentir orgullosos. Te estaré vigilando muy de cerca.

―No le hagas caso, sólo es un viejo loco. Pero en una cosa tiene razón, ya no eres el mismo chico que conocimos hace tiempo. Ve, busca tu camino, vive tus sueños y goza de la libertad de este ancho mundo―dijo con orgullo la abuela.

Entonces, Jack, sin pensarlo más tiempo, cogió sus pocas pertenencias, se las echó al hombro y empezó a caminar sin mirar atrás, excepto una sola mirada rápida y cargada de sentimientos.

Tras horas de tranquila caminata por el bosque, al fin Jack alcanzó a ver la carretera, había empezado a oír coches hacía rato, pero los grandes árboles impedían la visión de la civilización. El rugir de los motores de los coches que circulaban de acá para allá, los largos y molestos pitidos del claxon de un Toyota sonando y, más allá, a lo lejos, Jack podía ver los pequeños pueblecitos de Dakota del Norte. Así que, sin más dilación, salió de las sombras de los pinos y empezó a hacer autostop a ver si alguien le acercaba al pueblo más cercano y, a partir de ahí, él haría el resto.

*

Una hora más tarde...

Al final Jack había logrado atraer la atención de una joven pareja que iba de camino hasta Jamestown, justo el lugar al que Jack había decidido ir al ser lo último que recordaba. Se montó en el coche con ellos e, incluso cuando empezó a sonar una canción de Ink Spot en la radio, Jack comenzó a cantar sorprendiendo a la pareja y también a sí mismo, ya que ninguno esperaba que Jack cantase y mucho menos que lo hiciese bien, así que a partir de ahí se relajó la tensión que reinaba en el ambiente y el viaje fue más ameno, al ritmo de:

I don't want to set the world on fire.
I just want to start a flame in your heart.
In my heart I have but one desire.
And that one is you, no other will do.


¡Buenas! Vamos allá con un nuevo capítulo, esta vez ha pasado algo más de tiempo y nuestro joven Jack ya esta listo para marchar. Espero que os guste, cualquier comentario es bien recibido y no se os olvide votar. Un saludo ;).

Defectos de fábricaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora