Defectos de fábrica

Capítulo 34 - II: Luces, cámara y llantos

Cuando la nube se despejó, los perplejos testigos del derrumbamiento del edificio vieron a Jack salir ileso de entre los restos y no tardaron mucho en echarle la culpa de todo aquello al misterioso hombre que salió ileso de una explosión. Jack intentó explicar lo que había ocurrido pero todo al que intentaba acercarse se alejaba corriendo de él como si fuese un delincuente, un apestado... Un terrorista.

En ese momento, Jack lo entendió, pero algo lo sacó de sus pensamientos, era el sonido de las sirenas de bomberos y de policía que acudían al lugar.

"Sin duda alguna alguien habrá avisado a la policía sobre mí, mejor será que huya y busque donde esconderme hasta que pase todo esto", pensó Jack mientras echaba a correr calle arriba.

No tardó mucho en que los coches patrulla le perdieran la pista pero la situación era grave, no pasaría mucho tiempo antes de que las fuerzas de la ley se empleasen a fondo y Jack no estaba seguro de sí podría escapar de eso.

Otra bomba hizo explosión a unas pocas calles de donde se encontraba y, entre la conmoción y la nube de humo, antes de darse cuenta, la policía volvía a pisarle los talones.

Jack atravesaba las calles de Detroit lo más rápido que podía, atajaba por callejones y por casas derruidas, el sonido de las sirenas y los disparos le empezaban a crispar los nervios y el calor sofocante que había debido al fuego que se propagaba por la ciudad resultaba asfixiante.

Mientras pasaba a través de una escuela abandonada, una explosión cercana afectó a los cimientos del edificio y todo el mismo se empezó a venir abajo. Grandes trozos de piedra gris caían sobre la cabeza de Jack junto a rocas de menor tamaño y hierros oxidados que amenazaban con ensartarlo de lado a lado. Cuando Jack intentaba salir por una ventana, el suelo cedió bajo sus pies y cayó irremediablemente al piso inferior, sufriendo numerosas heridas por la caída. Una roca pequeña le golpeó en la cabeza, haciéndolo ser consciente de donde se encontraba, y se movió justo a tiempo para esquivar una columna de piedra que se cernía sobre él. El humo y el polvo impedían que pudiera ver con claridad. Sin pensarlo dos veces, saltó un pequeño hueco, que daba al sótano del edificio, cayendo cerca de una de las ventanas. Con un saltó rompió los restos de cristales que quedaban y salió rodando del edificio, mientras este se derrumbaba y desaparecía por completo.

La suerte de Jack no mejoró cuando una bala perdida le dio en el brazo izquierdo.

"No me ven, pero pueden darme, he de salir de aquí ya", pensó Jack mientras echaba a correr intentando llegar a los límites de la ciudad.

Los edificios del centro chocaban unos con otros y provocaban un efecto dominó que hacía del evento algo aún mayor, el alcance de los daños era incalculable a esas alturas pero, por algún motivo, Jack miraba a la zona oeste de la ciudad y no veía ni una sola columna de humo. Decidió que lo mejor sería probar por allí, nadie le buscaría donde no estaban ocurriendo las explosiones, al menos si no le veían, pensaba el joven Jack mientras utilizaba uno de los trucos que le enseñó Rott y se camuflaba con el terreno. En la zona afectada era casi inútil, ya que su figura se adivinaba por el movimiento de las nubes de humo y la ceniza que caía sobre su cuerpo pero en otras zonas de la ciudad podía ser su salvación.

*

Al cabo de un rato Jack seguía corriendo, dejando a la policía atrapada entre escombros o calles cortadas, pero más cerca de su objetivo, ya podía divisar la zona a salvo del desastre.

Cuando entró en los barrios más ricos la gente le miraba sin entender lo que pasaba, ya que solo veían una nube de humo y ceniza moverse.

"Tengo que limpiarme y rápido, pero antes tengo que esconderme", pensó Jack, así que, sin pensarlo dos veces, se metió en uno de los jardines más cercanos. Al llegar a la parte de atrás de la casa, se encontró de lleno con un perro bastante alterado y una familia mirando por las ventanas sin creerse lo que veían.