Capítulo 19: En aguas tranquilas no hay tiburones

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Unos pocos días después de la treta a los hermanos Berth, Jack y Lucy caminaban tranquilamente por la calle principal de Sault Ste. Marie. Habían estado quedando todos los días, sin falta, incluso aunque sólo fueran unas horas. En ese poco tiempo habían recobrado casi todo el vínculo que tuvieron. Por eso, Jack no se extrañó cuando Lucy le dijo que ese fin de semana iban a ir al lago a pasar allí unos días y que si le apetecía ir con ellos. Hacía mucho tiempo que no iba al lago y en ese momento controlaba bastante mejor sus sentimientos y su poder, así que accedió gustosamente.

Al día siguiente, Jack, estaba preparando su mochila con lo que creía necesario para un par de días en el lago, lo normal: comida de emergencia, su navaja, una botella grande de agua y los libros, por si en algún momento tenía oportunidad. Lo demás lo llevarían los chicos ya que habían quedado así al invitarle de última hora.

Cuando el joven llegó a los muelles aún no había nadie. Como era costumbre, Jack prefería llegar el primero que llegar tarde, así que sacó el libro sobre el agua y siguió leyendo donde lo había dejado: "El plasma sanguíneo representa un 60% del volumen total de la sangre, el agua representa un 91% del plasma, por lo que la sangre es, esencialmente, agua que transporta a las células y a las moléculas a través del cuerpo humano. El agua, por ende, es vida y la pérdida del agua corporal da como resultado la muerte. Se puede vivir, como máximo, diez días sin agua, contando un ejercicio físico nulo y un ambiente frío donde las pérdidas de agua son mínimas".

Siguió leyendo absorto en las curiosidades que contenía el libro, leyó sobre el estado sólido del agua, el hielo, y sobre su estado gaseoso, el vapor de agua. También leyó sobre los cambios que sufre el agua para pasar de una forma a otra junto con alguna que otra cosa más. Cuando se quiso dar cuenta ya había empezado a llegar la gente y, como era natural, les saludó a todos y se puso a hablar con Sam hasta que llegase Lucy, que, para variar, era la última. Cuando llegaron todos se dispusieron a zarpar rumbo a uno de los grandes lagos, el lago Superior.

En el barco iban Lucy, Sam, dos amigos de Sam, Jean y Decker, junto a la novia de Jean, Molly, y el desconocido amigo íntimo de Lucy, Oliver, del cual no se sabía nada, lo que a Jack le molestaba un poco. Lo único que supo fue gracias a Max y era que a Lucy le gustaba y que trabajaba fuera.

Tardaron algo más de tres horas en llegar al lugar del lago que querían. Una vez allí, Decker paró el motor, echó el ancla y miró a los demás muy fijamente.

─Bueno, hemos llegado ─dijo con tono ceremonial, bajando la cabeza y dejando su cara parcialmente oculta por las sombras, ya que tenía el sol de espalda ─. ¿A quién le apetece una cerveza? ─dijo con una sonrisa de lado a lado mientras levantaba de nuevo la cabeza y miraba a sus amigos.

Todos corearon la respuesta y le aplaudieron, luego empezó a correr el alcohol por cubierta a más velocidad de lo que Jack esperaba.

"Está claro a lo que venimos", pensó Jack para sí mientras terminaba otra cerveza.

"Bueno, algunos lo saben más que otros", pensaba el joven mientras todos miraban como Jean y Molly pasaban al siguiente nivel.

─Bueno, bueno, viendo que se caldea el ambiente, aprovecho para deciros a todos que abajo hay un camarote para cada dos, así que pensad bien cómo os distribuis.

"Tampoco hay que pensar mucho", dilucidó Jack para sus adentros, "se ve de sobra que esos dos piensan compartir algo más que la habitación. Lucy probablemente aproveche para estar a solas con Oliver, así que no me quedan muchas opciones, por lo que me tocará o con Sam o con Decker".

─Por cierto, no pienso compartir mi camarote, deseos del capitán, así que ajo y agua, chavales ─dijo Decker mientras se bebía de un trago media cerveza.

Defectos de fábricaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora