Capítulo 28: La calma tras la tormenta

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Jack había perdido el conocimiento tras inexplicablemente sacar el barco de entre las rocas y llevarlo hasta la orilla. Lucy aún estaba sentada en el suelo abrazándose las piernas mientras miraba atónita a su amigo, el cual había hecho algo que la joven no era capaz de explicar, ni siquiera podía empezar a comprender lo que Jack había hecho.

El tiempo se había calmado en cuanto Jack cayó inconsciente: el agua se había amansado, el viento había dejado de soplar, en el cielo no había una sola nube, incluso la temperatura había subido al menos un par de grados y Lucy era incapaz de dejar de mirar a su amigo. Lo que había hecho era imposible y aun así lo había hecho.

La muchacha estaba en shock y, en su interior, no dejaba de darle vueltas al asunto, una batalla metafórica se estaba librando en la mente de Lucy y ni siquiera ella sabía qué bando ganaría.

"¿Cómo es posible que Jack haya tenido algo que ver?

Pero si todo ha empezado en cuanto él se puso así. Le viste los ojos, ¿no? Eso no es normal.

Ya, pero es Jack, es buena persona, no quería hacerme daño, es sólo que hemos pasado por mucho estrés.

El estrés no crea olas gigantes de la nada, ni vientos huracanados. El estrés no es capaz de cubrir el cielo de nubes más negras que el carbón, ni de helar la sangre con sólo mirarte. Eso ha sido otra cosa y lo sabes.

Vale, puede haber sido otra cosa pero no ha sido con el afán de herirme. De hecho, nos ha sacado del lío en el que estábamos metidos. Debería estarle agradecida y no dudando de él.

Está bien, nos ha salvado, pero, ¿no será más bien que sólo intentaba salvarse a sí mismo? Ya oíste lo que dijo: te arrepentirás. Me ha amenazado, nunca lo había hecho, le creía incapaz de odiar a nadie pero esa mirada, eso era mucho más que odio... Y única y exclusivamente por insultar a Yumeya.

Sí, pero me pasé claramente con todo lo que dije, estaba desesperada, triste y cabreada con todo y con todos, tenía motivos para decir lo que dijo. Además, dijo que me quería.

Y a Yumeya, no te olvides de ese pequeño detalle. No es capaz de elegir entre las dos y ya sabes cómo acabará eso. Y yo no soy lo bastante fuerte como para compartir mis sentimientos por Jack con otra persona y menos aún con ella", luchaba la joven consigo misma en su cabeza.

Lucy había empezado a odiar a Yumeya desde el momento en que Jack le habló de ella. ¿Cómo no iba a hacerlo? Había conseguido derrumbar murallas que Lucy había intentado demoler durante años, se había ganado la confianza y el corazón de Jack y encima se atrevía a dejarle ir, permitiéndole hacer lo que sea pero prometiéndole que seguiría allí para cuando él volviera. Sin duda alguna, Lucy odiaba a Yumeya. La odiaba por haber conseguido todo lo que ella no pudo conseguir.

"Bueno pero eso es mejor que nada.

No, no lo es, me merezco algo mejor, alguien que sepa si me quiere a ti o a otra persona, no a alguien incapaz de elegir.

Mierda, me estoy desviando, céntrate, Lucy. Jack es bueno, siempre lo ha sido y pase lo que pase le apoyaré. He perdido la cuenta de las veces que me ha salvado la vida desde que todo esto comenzó, no voy a acobardarme sólo por algo que no entiendo, sería muy estúpida y si algo no soy, ni quiero ser, es estúpida. Odio que piensen eso de mí. Decidido, en cuanto Jack se despierte hablaré con él de todo esto pero de momento le dejaré dormir, voy a asegurar el barco y a buscar a Sam y a Decker", pensó Lucy.

*

Catorce años atrás...

Había pasado un año desde la trágica muerte de los padres de Jack y el joven muchacho de ocho años aún no lo había logrado superar. Cada tarde, después del colegio, el joven Jack iba caminando hasta su antigua casa, pasaba por debajo de las cintas policiales y se sentaba en lo que una vez fue su pequeño salón, ya hecho cenizas. Toda la casa estaba calcinada y, no sólo eso, todo el jardín era negro y gris, la hierba no había vuelto a brotar y la tierra se había secado. Había paredes de la casa que se habían derrumbado, carcomidas por las llamas y en el aire aún se podía percibir el olor a pelo quemado. Aun así Jack volvía una y otra vez a aquella casa, para él seguía siendo su hogar, a pesar de todo.

Una vez allí, sentado y con las piernas recogidas y rodeadas por sus brazos, el pobre muchacho empezaba a llorar. En silencio, lloraba durante poco más de una hora y, cuando se calmaba, se levantaba y se marchaba de allí, enjugándose las lágrimas en la manga de la camisa.

Al llegar a la casa de sus tíos, dejaba sus cosas en la habitación que habían preparado para él y ayudaba a poner la mesa para la cena. Su tío Bobby, todos los días cuando el pequeño terminaba de poner la mesa, se sentaba con él y le preguntaba cómo le había ido en la escuela, percatándose siempre de la manga mojada de la camisa del muchacho, pero sin decir nada, ya que él entendía perfectamente lo que era perder a un ser querido y que eso se debe superar solo, la compañía ayuda, pero eso es algo que tiene que hacer uno mismo.

*

De nuevo en la actualidad...

Los ojos de Jack se abrieron poco a poco debido a que la luz le hacía daño.

"¿Qué ha pasado? ¿Me he quedado dormido? ¿Es de día aún? Entonces no he debido quedarme mucho tiempo dormido", pensó Jack.

—Eh, chicos, se está despertando —dijo una voz que a Jack le resultó conocida.

"Esa voz me suena de algo, pero no caigo", pensó con dificultad Jack mientras se despertaba del todo e intentaba que sus ojos verdes se acostumbraran a la luz.

—Ya era hora, sí que ha dormido el tío —dijo otra voz que a Jack le quería sonar.

—Dejadle en paz, dejadle espacio para que se levante.

"Esa es la voz de Lucy, se la nota preocupada, pero a la vez tranquila. No sé qué habrá pasado, pero me alegro de que este bien", pensó nuevamente Jack.

—¿Qué ocurre, Lucy? ¿Desde cuándo hay tanta gente en esta roca? ¿Cuánto tiempo he dormido? —dijo Jack mientras intentaba incorporarse y empezaba a ver sombras.

—Tranquilo, tómatelo con calma, amigo. Por lo que nos ha contado Lucy, las habéis pasado tan putas como nosotros —dijo una de las voces que había oído antes.

—¿Sam? —preguntó Jack algo confuso.

—Bueno, veo que aún me recuerdas, eso es que estás bien. Venga, vamos, arriba —dijo Sam tendiéndole una mano a su amigo.

Cuando Jack se levantó, le fallaron las piernas y casi se cae, de no ser porque Lucy estaba a su lado ayudándolo habría caído al suelo.

—Ten cuidado, llevas tres días durmiendo, tendrás hambre. Vamos a darte algo de comer, ¿qué prefieres? ¿Fruta o algo de chocolate? —dijo su amiga con cierto retintín en la voz.

—Chocolate —dijo Jack sin pensar—. Espera, ¿cómo que fruta o chocolate? ¿Qué ha pasado? ¿Dónde estamos?

—Estamos a bordo de un barco de rescate, llegaron a la isla hace unas horas, queda poco ya para llegar a Sault Ste. Marie, tienen bastante comida así que no te cortes que tenemos que reponer fuerzas. Y descansa un poco más, no hay prisa. Hablaremos en casa, ¿vale? —dijo Lucy en un tono en el que Jack entendió a la perfección lo que la muchacha quería realmente decir.

"En casa hablaremos de todo lo que ha pasado: de nosotros, de Oliver, de Yumeya y, sobretodo, de mí", pensó Jack alicaído, con cierta tristeza en su corazón.


Bueno por fin es viernes, como aquel programa de la tele, y como todos los viernes aquí esta el nuevo episodio. Espero que os guste y no os olvidéis de votar, cualquier duda ya sabéis, en los comentarios, un saludo y hasta la próxima ;).

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