Capítulo 16: Las cinco fases

32 5 0
                                    

― Hola, Lucy ― dijo con tono amable y preocupado al ver que Lucy era incapaz todavía de decir palabra, un ataque directo al corazón de la joven.

Lucy no se movía y, por su cara, tampoco iba a hablar. Se agarraba las manos y las tenía apoyadas encima del pecho, sus piernas no paraban quieta pero sin ser capaces de dar un sólo paso, su mirada estaba perdida en el chico que tenía en frente, en Jack. En resumen, era un amasijo de nervios y emociones.

― Sé que ha pasado mucho tiempo y sé que no tienes ninguna gana de verme, sólo hay que verte ― dijo Jack señalándola con toda la mano ―. Sólo hay que ver como huiste de mí en Duluth. Lo que no sé es el porqué.

Miles de ideas, frases ingeniosas y réplicas cortantes merodeaban por la lengua de la chica, la cual no lo pensó dos veces y, simplemente, dijo lo que pensaba tal como había hecho siempre.

― ¡Al fin! Algo que el gran Jack Hardy no sabe y, mira por donde, yo sí. Creo que no te has ganado que te lo diga. De hecho, creo que no deberías ni estar aquí, hablando conmigo, ¿cómo puedes tener tanta cara?

Ahora era Jack el que estaba asombrado y sin palabras. Esperaba encontrarse a una chica amable y un poco cabreada por haberse marchado sin más pero lo que no esperaba era a aquella chica, enfadada y totalmente a la defensiva.

― Lucy, déjame... ― Intentó hablar Jack pero rápidamente Lucy le cortó.

― No, tú no vas a decir nada, simplemente vas a estar calladito y vas a escucharme y cuando acabe y me quedé a gusto me voy a ir. Y como vengas detrás de mí, te aseguro que no te gustará la Lucy que vas a encontrar.

― Pero...

― Punto número uno, eres un cretino y un imbécil. ¿Cómo narices se te ocurre irte del pueblo así, sin más? Sin despedirte ni dejar una mísera nota. ¿Sabes que tuve que cubrirte con mi padre y mis hermanos? Por lo menos podrías haberles avisado para que no tuvieran un día de mierda en el trabajo. ¿Sabes las preguntas que tuve que intentar responder cuando te fuiste? "Oye Lucy, ¿adónde se ha ido Jack?", "Oye Lucy, ¿por qué se ha ido?", "Oye Lucy, ¿qué ocurrió en el lago?", "Oye Lucy, ¿no se supone que erais amigos?". Se suponía que éramos amigos, maldito imbécil. ¿Sabes el miedo que pasé aquel día? No entendía nada. No entendía cómo se había producido aquella ola, ni cómo salimos vivos, Sam tuvo suerte y la roca sólo le rozó la pierna pero podría haber muerto. Ni siquiera te quedaste un par de días para ver si se encontraba bien, vaya amigo de mierda.

"Claro... Por eso cojeaba ahora. Dios, soy un imbécil, me pregunto cómo le habrá ido estos años", pensó Jack.

Jack quería responder, justificarse, pero en el fondo sabía que no tenía justificación, al menos no una creíble. Quería interrumpirla y decirle que sí, que era un imbécil, un idiota redomado y un capullo integral, pero la conocía... Sí la interrumpía ahora, no tendría ninguna oportunidad.

― Y, encima, te quedas ahí de pie sin decir una sola palabra, te odio ― Jack sabía que no podía moverse ni decir nada. Jack sabía que no lo decía en serio, que era la ira acumulada la que hablaba, pero no podía hacer nada ― ¿Por qué te fuiste? ¿Por qué no te despediste? ¿Fue por aquello? ¿Lo de Sam? Si es eso dilo, contéstame, dime algo, necesito saberlo.

Aquel era el momento, había pasado la fase de la Ira. Jack conocía muy bien las cinco fases de la aceptación, las había visto muchas veces, y había vivido alguna. La primera es la negación, la mayoría de la gente no está preparada para sufrir una pérdida de ningún tipo, así que lo primero que hacen es negarlo, lo niegan tanto y tantas veces como les sea necesario, se niegan a sí mismos lo ocurrido, eso amortigua el dolor. Jack no había visto a Lucy pasar por esa fase, pero sabía que la había pasado, se le veía en la cara. Luego viene la ira, cuando ya no puedes seguir negando una verdad, te enfadas, te enfadas con todo y con todos, te odias por sufrir lo que estás sufriendo y no paras de preguntarte: ¿por qué? ¿Por qué a mí? Esta fase se puede pasar muy rápido o puede durar mucho tiempo, escondida, esperando el momento. Ese momento para Lucy había sido en ese instante, se había desahogado por completo. La tercera fase habitualmente es la más rápida: la negociación. Lucy acababa de pasarla. Consiste en entender y aceptar que lo ocurrido no es culpa tuya, no es un castigo, es una de las muchas cosas que pueden pasar en la vida, pero siempre en esta fase hay algo característico, un acuerdo implícito. Con Lucy había sido la frase: "necesito saberlo", en ese momento Lucy había aceptado consigo misma un trato, si Jack le contaba sobre aquel día, sobre él, ella podría perdonarlo. Así que Lucy estaba en la cuarta fase, se veía a simple vista sólo con mirarla a los ojos, estaba llorando. Lloraba de impotencia, por no ser capaz de averiguarlo ella sola. Lloraba de miedo, por lo que podía escuchar. La cuarta fase es una de las más destructivas, si no se pasa rápido puede acabar fácilmente con una persona: la depresión. Era el momento de actuar.

Defectos de fábricaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora