Habían pasado varios días desde que Jack abandonó Sault Ste. Marie para no herir más a Lucy y para poder escapar, una vez más, de las consecuencias de su poder. Se fue de la ciudad cogiendo un autobús hacia el noroeste, pasando la noche en hostales hasta encontrar otro autobús que le llevase hasta su próximo destino. Ya había postergado suficiente sus planes. La siguiente parada de su viaje era Marathon, una pequeña ciudad de Ontario en la costa norte del lago Superior, aquello lo acercaría un poco más hacia Thunder Bay, su ciudad natal y, con ello, hacia la verdadera causa de la muerte de sus padres.
El viaje transcurrió con total y aburrida normalidad. Jack iba con sólo uno de sus cascos puestos para poder oír música y, a la vez, estar atento a cualquier cosa que pudiera ocurrir en el autobús, una vieja costumbre de sus años de prófugo, algo fea, pero extremadamente útil.
En las horas que estuvo en aquel autobús oyó varias cosas interesantes, empezando por la noticia de la desaparición de unos jóvenes en el lago y su reciente aparición. O, más bien, la aparición de algunos de los muchachos que habían desaparecido. También pudo oír noticias sobre los jóvenes implicados, por lo visto estaban siendo acosados por reporteros ansiosos por una buena primicia.
"Pobres, ahora me da pena haberme ido y haberles dejado con todo ese follón. Pero, bueno, no se puede hacer nada, había que irse", pensó Jack.
Entonces unas palabras susurradas al oído de uno de los viajeros le hicieron reaccionar.
—Ola gigante —dijo una mujer, que se sentaba detrás de Jack, a su acompañante.
Sorprendido a la par que asustado, Jack agudizó el oído para intentar enterarse de toda la conversación.
—Que sí, de verdad, no miento. Han sucedido cosas muy extrañas en ese lago. Primero, el temporal, que era casi imposible que aquel desastre alcanzara un lugar tan al norte; segundo, que los chicos hayan sobrevivido solos un mes en medio de un lago y, para terminar, ¿de dónde salió la ola gigante que vieron los equipos de salvamento? Estaban en medio de un lago y no había viento suficiente como crear semejante oleaje. ¿Sabes lo que creo? Que fueron los del gobierno, o los alienígenas, o algún experimento que se les fue de las manos, nos mienten más que nos hablan, ¿quién sabe si no hay por ahí escondida una nueva arma de destrucción masiva? —argumentó la chica con convicción.
—Vale, creo que has estado viendo demasiadas películas de ciencia ficción últimamente. Es cierto que ocurrieron esas cosas pero seguro que hay alguna explicación razonable y no que fueron los marcianos —dijo el joven que estaba sentado al lado de la muchacha mientras intentaba no reírse demasiado de la ilusa de su amiga.
—No te burles de mí, podría ser verdad, ¿quién sabe? —dijo la chica enfurruñándose con su amigo.
Jack había oído suficiente, en ese momento sabía que la gente había empezado a hablar de lo ocurrido y de que circulaban rumores sobre los sucesos del lago pero, hasta entonces, cualquier teoría extraña o sobrenatural era descartada con facilidad, lo que le daba a Jack cierta tranquilidad pero a la vez le creaba nuevas dudas.
"Ahora que lo pienso, no creo que el gobierno se quede de lado, seguramente investigarán todo aquello. Pero, bueno, he cubierto muy bien mis huellas. Lo único que puede relacionarme con los sucesos extraños es Lucy y confío plenamente en ella, no creo que deba preocuparme", pensaba el joven justo antes de que el conductor diera el aviso de llegada a Marathon.
Cuando Jack se bajó del autobús y se dirigía a la calle se chocó con una pareja que no miraba por dónde iba y cayó aparatosamente contra el suelo. Cuando el joven levantó la mirada, una mano estaba tendida para ayudarle a levantarse, así que se agarró y se puso en pie. Entonces vio con quien se había chocado.
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Defectos de fábrica
FantasyA lo largo de toda su vida, Jack ha vivido todo tipo de extraños sucesos. Desconoce su causa y nunca ha llegado a comprenderlos por completo, pero sabe que cada vez que ocurren, alguien de su alrededor sufre. Por ello, su vida siempre ha estado marc...