Treinta y cuatro; Y ahora... ¿qué?

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Empecé a sentir algo sobre mi cuello y conforme fui despertando me fui dando cuenta de que eran besos. Sonreí y poco a poco fui abriendo los ojos, topando con la pared de la habitación de Justin.

Me removí un poco entre sus brazos y él se apartó de mí, dándome la oportunidad de girarme y quedar frente a él.

—Buenos días —murmuré aún algo adormilada.

—Buenos días —respondió él con una voz ronca que acabó con el sueño que aún quedaba en mi cuerpo—. ¿Qué tal has dormido? —Me acercó un poco a él.

—Muy bien —Posé una mano sobre su pecho y alcé la cabeza para mirarle a los ojos—. ¿Y tú?

—Genial —Sonrió— y desde luego he despertado mucho mejor —murmuró contra mis labios antes de besarme—. Echaré esto de menos mientras esté de gira.

Y fue entonces cuando lo recordé. Él se iba hoy.

Me deshice de su abrazo y salí de la cama.

—¿A dónde vas? —preguntó Justin.

—A darme una ducha —contesté parándome en el marco de la puerta.

—¿Puedo acompañarte? —preguntó pícaro.

—Quiero lavarme, no ensuciarme. —Le miré por encima de mi hombro.

—Podemos ensuciarnos y luego lavarnos —sugirió lamiendo sus labios.

—Ya, creo que no. —Sonreí antes de cerrar la puerta.

Me apoyé contra ésta soltando un suspiro y me tomé unos segundos antes de apartarme de ella.

Ya estaba completamente desnuda así que solo tuve que meterme en la ducha y abrir el grifo para que el agua empezase a caer sobre mí. Me agaché para coger el bote de gel de baño y enjaboné bien mi cuerpo mientras tarareaba una canción que había escuchado en la radio. Tras aclararme salí de la ducha y envolví mi cuerpo en una toalla.

Al regresar a la habitación Justin se encontraba aún tumbado en la cama, con sus brazos tras su cabeza y mirando al techo.

—¿No piensas moverte de la cama? —Le miré alzando una ceja.

Él dirigió su vista hacia mí y sonrió.

—No voy a descansar en esta cama en una buena temporada, déjame disfrutar de ella.

Me limité a dedicarle una pequeña sonrisa y recogí la parte inferior de mi ropa interior del suelo antes de colocármela bajo la toalla.

—Ponte mi camisa —Escuché decir a Justin y me giré para mirarle curiosa—. ¿Qué? Me gusta como te queda mi ropa. —Se encogió de hombros.

Sonreí, esta vez de una forma más sincera, y recogí la camisa. Dejé caer la toalla al suelo y bajo su atenta mirada me coloqué la camisa y la abotoné, pero no del todo.

—¿Contento? —Dejé caer mis manos a mis laterales.

—Mucho. —Asintió sentándose, de forma que la sábana solo cubría la parte inferior de su cuerpo.

—¿Qué te parece si tú te duchas y yo preparo algo de café? —Le propuse.

—Perfecto —Sonrió y se deshizo de la sábana para levantarse—. ¿Te gustan las vistas? —Me miró burlón al darse cuenta de cómo le estaba mirando.

—Iré a preparar el café. —Me limité a contestar antes de dar media vuelta para salir de la habitación, con su risa sonando de fondo.

Bajé las escaleras para dirigirme a la cocina y, tal y como le había dicho a Justin, preparar café para los dos. Cuando lo tuve listo me serví una taza a la que añadí leche y un par de cucharadas de azúcar. Dejé el resto en la cafetera, para que Justin se sirviese el suyo cuando saliese de la ducha.

Teenage Dream • jb [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora