Sesenta y dos; Despedida

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Al despertar alargué mi brazo, intentando dar con el cuerpo de Justin a mi lado, sin embargo allí no había nada.

Alcé la cabeza algo adormilada y me di cuenta de que me encontraba sola en la habitación. La puerta del baño se encontraba abierta y la luz de éste apagada, por lo que allí tampoco estaba.

Extrañada me levanté de la cama y abrí mi maleta para buscar algo con que cubrir mi cuerpo desnudo.

Justo cuando terminé de colocarme una camiseta ancha la puerta de la habitación se abrió, sobresaltándome. Pero al girarme solo era Justin.

—Dios... me has asustado. —Llevé una mano a mi pecho.

—Perdón —Sonrió disculpándose—. Creía que aún dormías.

—Justo ahora acabo de despertarme —Negué con la cabeza—. De todas formas, ¿cómo has entrado? —Fruncí el ceño.

Él me mostró la tarjeta de la habitación antes de dejarla sobre la cama.

—La he tomado prestada.

—Oh... —murmuré mirándola— ¿Y a dónde has ido?

—Tenía que ir a mi habitación a por una cosa y de paso me he dado una ducha y me he cambiado.

—¿Qué ibas a buscar?

—Bueno... —Rascó su mejilla— El otro día salí a dar una vuelta y vi una cosa que me hizo pensar en ti. Tenía pensado dártelo cuando acabase la gira, pero supongo que es un buen regalo de despedida.

—¿Qué? —Le miré extrañada.

Sin embargo, él no contestó con palabras, sino que sacó una caja alargada que tenía oculta tras su espalda y me la tendió.

—Iba a dártelo anoche, pero con las prisas me lo dejé en mi habitación y luego... bueno, nos entretuvimos un poco. —Esbozó una mueca, mirando hacia la cama.

—Justin, no deberías... —Miré el estuche sorprendida— No puedo aceptarlo. —Agité la cabeza y empujé su mano.

—No pienso aceptar un no. —Insistió.

—Pero de verdad que...

—Blair, cógelo.

Solté un suspiro y terminé aceptándolo.

Con cuidado abrí aquel estuche, quedando totalmente sorprendida con lo que había en su interior. Se trataba de un colgante dorado, con algo escrito en él en una bonita caligrafía.

—¿Preciosa? —Sonreí leyendo y acariciando las letras allí escritas.

—Sí. —Sonrió algo tímido.

Sin decir nada más me acerqué a él y uní nuestras bocas para besarle. Él llevó sus manos a mi cintura y me atrajo hacia su cuerpo, pegándome a él por completo. Al separarme de él una amplia sonrisa se dibujó en mi rostro antes de volver a mirar el colgante.

—Justin, esto... —Suspiré sin saber qué decir— Es muy bonito —Le miré—. Gracias, de verdad.

—¿Quieres ponértelo?

—Sí —Asentí rápidamente—. ¿Me ayudas?

—Claro.

Sacó el colgante del estuche que yo aún sujetaba en mi mano y yo me di la vuelta apartando mi pelo para que pudiese cerrar el broche sin problemas. Cuando terminó dejó un beso sobre mi cuello, haciéndome sonreír.

—¿Qué tal? —Me giré para que pudiese verme bien.

—Perfecto. —Sonrió mirando el colgante.

Teenage Dream • jb [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora