Cincuenta y ocho; Visita sorpresa

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Justin llevaba varios días en los que le notaba algo extraño y a pesar de que quería achacarlo al cansancio acumulado por la gira, algo me decía que no era solo eso y no sabía si yo tenía algo que ver con ello.

Bajé del coche negro acompañada por mi guardaespaldas y le dediqué una sonrisa al piloto antes de subirme al jet de Justin.

Hacía apenas unas horas que habíamos terminado el concierto en Jacksonville y ahora pondríamos rumbo hacia Miami, donde daríamos dos. Aunque por suerte el día siguiente lo teníamos libre y podríamos descansar.

En cuanto entré pude ver a los guardaespaldas de Justin sentados en los sillones que había más adelante. Les saludé amablemente y me dirigí hasta el fondo, donde podía ver a Justin sentado frente a una mesa con Esther sobre su regazo. Su vista estaba fija en la ventanilla que había a su lado.

—Hola. —Le saludé sentándome a su lado.

Él se volvió hacia mí algo sorprendido, pero esbozó una pequeña sonrisa.

—Hey —murmuró antes de volver la vista hacia la ventana.

Y a eso me refería.

Decidí dejarlo correr y saqué mi teléfono para contestar algunos mensajes y revisar mis redes sociales. Sin embargo, para cuando el avión despegó quince minutos más tarde Justin seguía en la misma posición y no parecía muy dispuesto a cambiar aquello en la hora y cuarto de vuelo que teníamos por delante.

—¿Te pasa algo conmigo? —Me atreví a preguntar finalmente.

—¿Qué? —Frunció el ceño volviéndose hacia mí.

—¿He hecho algo que te haya molestado y yo no me he dado cuenta?

—Claro que no, tú no has hecho nada. —Agitó la cabeza.

—Entonces, ¿por qué llevas unos días raro?

—Solo son imaginaciones tuyas, Blair. Estoy bien.

Se acercó a mí para darme un corto beso, sin embargo aquel gesto no hizo que mi ceño fruncido se borrase.

—Justin...

—Preciosa...

—Te estoy hablando en serio, Justin.

Él suspiró y volvió la vista al frente durante unos segundos. Parecía ser que al fin iba a sincerarse.

—No te enfades. —Me pidió volviendo a mirarme.

—Eso ya no suena bien.

—El lunes, cuando Scooter me llamó, me comentó que se había encontrado con Lexia —Bien, esto ya no me gustaba—. Se ve que ella estará también en Miami estos días y le dijo que me llamaría para quedar.

—¿Y lo ha hecho? —Mordí mi labio inferior.

Él asintió haciendo que un suspiro se escapase de mis labios.

—Iba a inventarme alguna excusa, pero luego me comentó algo que llamó mi atención.

—¿El qué? —Le miré extrañada.

—Eso es una sorpresa. —Me sonrió.

—¿Una sorpresa? —Alcé una ceja.

—Para el equipo.

—¿De qué trata? —pregunté ahora curiosa.

—Solo diré que espero que lleves bañador.

—¿Bañador? ¿Vas a llevarnos a un spa o algo así? —bromeé.

Teenage Dream • jb [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora