Cincuenta y nueve; Dos bandas

6.1K 422 840
                                    

Me coloqué mi vestido soltando un fuerte suspiro de tranquilidad.

El día se me había hecho eterno, pero al fin habíamos regresado al puerto y ya volvíamos al hotel, donde podría encerrarme en mi habitación y dejar de fingir una sonrisa en todo momento.

Me aseguré de haber recogido todas mis cosas y bajé del yate con la ayuda de Cole, tras haberme despedido amablemente del capitán y darle las gracias.

Miré a mi alrededor hasta dar con la persona que estaba buscando y fui directa hacia él.

—Nick, necesito que me hagas un favor. —Le pedí interrumpiendo su conversación con David.

—¿De qué se trata? —preguntó curioso. Miré de reojo a David algo tímida y él enseguida comprendió que era un asunto privado—. Espera un segundo. —Le indicó antes de apartarse un poco junto a mí.

—¿Te importa cambiarme de sitio en el coche? —Le pedí colocando un mechón de pelo tras mi oreja.

Él me miró algo sorprendido.

—¿Por qué?

Una sonrisa irónica tiró de mis labios.

—Pregúntale a tu amigo del alma.

—¿Justin? ¿Habéis discutido o algo? —Frunció el ceño y alzó la cabeza, en su busca.

—No, no hemos discutido. Estaba muy ocupado follándose a Lexia para eso.

Mis palabras le dejaron totalmente descolocado y me miró aún más sorprendido que antes.

—¿De qué hablas?

—Creo que he sido bastante clara, Nick. Se la ha tirado. —Dejé caer mis brazos a mis laterales.

—Quizás estás sacando conclu-

—¿Conclusiones precipitadas? —Alcé una ceja y deduje lo que él iba a decir—. No creo que sean precipitadas cuando les he visto salir de un camarote.

A estas alturas su cara era un completo poema y pasó una mano por su nuca algo incómodo.

—Yo no...

—No tienes que decir nada, Nick. Simplemente dime si me puedes cambiar el sitio.

—Claro, no hay problema.

—Gracias. —Suspiré algo más aliviada ahora.

—Si quieres puedo hablar con él. —Se ofreció.

—No hay nada que hablar, Nick —Negué con la cabeza—. Él me dejó claro desde un primer momento qué tipo de relación era ésta y yo accedí. Ahora, tonta no soy y no pienso dejar que haga esas cosas en mis narices —Fruncí el ceño—. Demasiado tonta he sido ya —murmuré para mí misma.

—Es que no entiendo nada, de verdad. —De nuevo acarició su nuca.

—No hay nada que entender, pero gracias por cambiarme el sitio. —Le dediqué una última sonrisa antes de regresar con mi guardaespaldas para explicarle el cambio de planes. Él pareció tan extrañado como Nick, pero supongo que vio mi cara y prefirió no hacer preguntas.

Todos habían bajado ya del yate y empezaban a subir a sus respectivos vehículos así que yo quise hacer lo mismo, para no retrasar a nadie. Pero justo cuando iba a subir a la parte delantera de aquel furgón un brazo tiró de mí, haciéndome girar.

—¿Qué haces? —Justin frunció el ceño.

—Subir al coche, tu deberías hacer lo mismo. —Intenté que me soltara, pero poco conseguí.

Teenage Dream • jb [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora