XV. Año Luz

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Los días que siguieron pasaron tranquila y rutinariamente. Las tareas y clases iban y venían, mis amigos y yo alternábamos nuestros tiempos libres entre los robles y la cafetería. Poco a poco la tensión que había surgido de la situación de Scarlett y Andrea se fue disipando. Comencé a convivir más con Scarlett, quien se mostraba mucho más confiada y cariñosa conmigo. En cambio, Andrea y yo habíamos dejado de interactuar por completo, pues de cierto modo, nos evitábamos mutuamente.

Me entristecía haber roto de manera tan abrupta la relación que empezaba a tener con aquella chica. Pero tras pensarlo mucho, tenía razón; yo no tenía claro lo que sentía, y respetaba su decisión de no involucrarse en un triángulo amoroso del que nada bueno salía. Sin embargo, no podía evitar extrañarla un poco. Después de todo, me la pasaba muy bien cuando conversábamos. Casi no supe nada de ella durante esas semanas, hasta que escuché algo de que se había ganado un intercambio en España en un concurso. Recordé ese concurso, un evento nacional de hip-hop que se hacía cada año, que había mencionado el día que había estado en su casa. Estaba muy emocionada por participar.

—Si me gano el intercambio seré la más feliz del universo.— había dicho mientras miraba la ventana con la cara iluminada. —Pero habrá miles compitiendo, y dudo que yo quede siquiera en los primeros veinte. Habrá gente que ha practicado toda su vida para eso.

—¿Por qué dices eso? Tú has practicado hip-hop desde que estabas en la primaria. Si yo fuera uno de los jueces, apostaría por ti.— le había respondido, haciendo referencia a un detalle que había mencionado antes.

Se rió suavemente. —Lo dices para hacerme sentir mejor.

—¿Y qué hay de malo en eso?— dije sonriendo también. —Lo necesitas para ganar ese intercambio que te espera.

El recuerdo se interrumpió cuando vi que una bolita de chicas la rodeaba. A lo lejos, vi su expresión extasiada. Sonreí ligeramente. Tal y como mis débiles predicciones habían dicho, Andrea se iría el resto del semestre y las vacaciones de invierno a una institución de danza en Barcelona. Había ganado el primer lugar. Tuve un impulso de ir corriendo hacia ella y decirle "¡Te lo dije! ¡Te dije que ibas a ganar!" para luego abrazarla. Pero me detuve al predecir lo que pasaría. El ambiente se tensaría, la alegría se esfumaría y yo recibiría miradas reprobatorias. Por lo que borré mi sonrisa, desvié la mirada y me dirigí hacia la cafetería, donde Scarlett me recibiría con un beso en la mejilla.

***

—¿Estás seguro que conoces por lo menos a la mitad de la gente que está en esta lista?— preguntó Jorge al mirar el mensaje con una lista de personas que le acababa de enviar.

Era una bonita noche despejada y yo estaba con mis amigos en la sala de mi casa, planeando mi fiesta de diecisiete años. Alex me pasó un vaso de chocolate caliente y tras darle un sorbo, reí y dije:

—Conozco a todos. ¿Dudabas de mi popularidad?

—No, no dudaba. Tengo la certeza de que tú no eres popular.— replicó.

Puse los ojos en blanco de broma y expliqué —La mitad son amigos de Alex y Bruno.

Jorge siguió leyendo la lista, como si se tratara de aprobarla. Mis padres me habían dejado hacer una fiesta para mi cumpleaños, a petición mayormente de mis amigos, pues yo no sabía ni qué quería.

Diez días después, en la cálida tarde del veintiocho de octubre, estaba frente al espejo de cuerpo completo del cuarto de mis padres, acomodándome la corbata roja. Como regalo de cumpleaños, mi padre me había comprado el traje sastre negro con camisa blanca que había querido desde que lo vi. Tenía un gusto particular por las vestimentas de etiqueta.

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