EL SECRETO DE MI VIDA

1.- LAS PESADILLAS

Es de noche y tengo mucho frío, estoy tan cansada que no consigo dormir a pesar de que son ya cerca de las 2 de la madrugada, esa sensación que me ahoga y no me dejar dormir. Me levanto y me dirigo al baño, me desvisto y regulo la temperatura del agua para darme una ducha y a ver si asi consigo relajarme un poco, dejo que el agua corra libremente por mi cuerpo, cierro los ojos y cuando los abro no se el tiempo que ha pasado debajo del chorro de agua fria. Salgo de la ducha ya estoy helada y cogo una de las mullidas toallas que tengo para secarme bien el cuerpo, me pongo mi camisón y salgo en dirección a la cama, me deslizo dentro de las sábanas a la espera de poder caer en brazos de morfeo. De pronto oigo ruidos y se que acaba de llegar y no esta solo, viene con sus amigos, no me quiero mover pero tampoco quiero que me vean. Yo solo puedo sentir el frío pero aun así me levanto y me escondo debajo de la cama. En mi interior pienso que es inutil pero me quedo alli.

Estoy pensando que hacer y de pronto se me ocurre una idea, aunque no se si evitare que entren o no pero al menos les dificultare la entrada y salgo de mi escondite, bloqueo la puerta como puedo y me voy corriendo otra vez a esconderme debajo de la cama esperando lo inevitable. No se si han pasado segundos, minutos o cuanto tiempo ya que no me atrevo ni asomar la cabeza por miedo a que esten ya hay. Mis papas y mis hermanos esta noche no estan en casa y me siento mas sola todavia y con mucho miedo.

De pronto siento golpes en la puerta que bloquee antes y escucho como me llaman de manera susurrante.

- Lisaaaaaa, se que estas hayyyy. Lisaaaaaa, vamos abre la puerta pequeñaja, no te va a pasar nada.

No contesto no me atrevo y entonces lo oigo llamarme otra vez pero esta vez ya no hay nada de susurros en su voz, se oye más fuerte, mas dura como si estuviera enfandose por no hacer lo que me pide.

- Lisa ostias, abre la jodida puerta de una puñetera vez, no me hagas enfadar.

- Nooooooooooo, no quiero. Me volveras hacer daño, como haces siempre.

- No seas asi me grita Jose, no te hare daño lo juro. Pero tienes que abrir esta maldita puerta.

No quiero moverme de donde estoy, un sudor frio me recorre la espalda al imaginarme lo que podría hacerme de nuevo, el miedo me deja inmovil y apenas puedo mover el cuerpo.

Escucho al mayor de mis hermano Jose cada vez mas cabreado y esta vez chillando me dice: - - Tú lo has querido niñata, ahora veras.

Y de un puntapie oido como el pestillo de la puerta se rompe y consiguen entrar.

Nooooooo, otra vez nooooo, grito en mi foro interior. Pero me tapo la boca con las manos, no quiero que me oigan, que sepan donde estoy ni siquiera quiero que me oigan respirar, intento hacerlo lo mas suave y pausado posible para no hacer ni el mas minimo ruido. Mientras mi hermano Jose me sigue llamando yo me pego cada vez mas al suelo y el miedo me tiene paralizada incapaz de moverme.

- ¿Donde estas peque? Sal de tu escondite, se que estas aquí pequeñaja.

Oigo como mi hermano le da ordenes a sus amigos para que me busquen.

- Raul tu mira en el armario, Carlos tu en el baño que esta abajo. Mirar bien todos los huecos y encontradla esta peque no se nos escapa hoy.

Siento los pasos de Jose cada vez mas cerca de mi cama, va susurrando mi nombre y llamandome peque.

- Vamos peque, sal de donde estes, se que estas aquí. si lo haces sere bueno contigo y me portare bien.

En ese momento llegan sus amigos Carlos y Raul para indicarlo que no la han visto por ningun lado de la casa.

- Tio no la encontramos, ¿seguro que tu hermanita esta en casa esta noche?

Jajajajajaja empieza a reirse de manera escandalosa y despues añade:

- Tranquilos que ella esta aquí, seguro que piensa que se puede esconder de nosotros pero cuando la encontremos ella lo pasara peor que nosotros. Aunque mejor ya que nosotros lo pasaremos genial con ella, no es asi chicos.

Les oigo reirse y de pronto noto como unas manos que tiran de mis piernas hacia fuera de la cama, de mi escondite.

¡Te pille! me grita mi hermano tirando de mi hasta quedar completamente fuera de mi escondite.