—Bueno, ¿y pensabas decírmelo o no? —le pregunto.
Adam me mira con expresión grave, sentado en el borde de la silla.
—Me resulta muy difícil.
—Entonces es que no.
Se encoge de hombros.
—Lo he intentado un par de veces, pero me parece tan injusto… como si estuviera mal tener vida propia.
Me incorporo en la cama.
—¡No te atrevas a compadecerte por vivir!
—No me compadezco.
—Porque si quieres morir tú también, te diré cómo lo haremos. Salimos con la moto, cogemos una curva muy cerrada a toda velocidad justo cuando venga un camión en sentido contrario y nos matamos juntos: montones de sangre, funeral conjunto, nuestros huesos entrelazados por toda la eternidad. ¿Qué tal?
Se le ve tan horrorizado que me echo a reír. Él sonríe también, aliviado. Es como disipar la niebla, como si el sol hubiera salido en la habitación.
—Olvidémoslo, Adam. Me ha pillado en un mal momento, eso es todo.
—¡Lo has tirado todo por la ventana!
—Pero no ha tenido nada que ver contigo.
Recuesta la cabeza en la silla y cierra los ojos.
—Ya.
Papá le ha dicho que no pienso volver al hospital. Todo el mundo lo sabe. Philippa vendrá mañana para comentar las opciones, aunque no creo que queden muchas. El efecto de la transfusión de hoy se está pasando.
—¿Y qué tal te ha ido en la universidad, por cierto?
Se encoge de hombros.
—Es muy grande, con muchos edificios. Me he sentido un poco perdido.
Pero aguarda el futuro con expectación. Lo veo en sus ojos. Ha ido en tren hasta Nottingham. Irá a muchos sitios sin mí.
—¿Has conocido a alguna chica?
—No.
—¿No es para eso que uno va a la universidad?
Se levanta de la silla y se sienta en el borde de la cama. Me mira con seriedad.
—Voy a ir porque mi vida era una mierda hasta que te conocí. Voy a ir porque no quiero estar aquí cuando tú ya no estés, viviendo con mi madre y sin que cambie nada. Ni siquiera habría pensado en ir de no ser por ti.
—Apuesto a que me habrás olvidado al acabar el primer trimestre.
—Apuesto a que no.
—Prácticamente es una ley.
—¡Basta! ¿Tengo que hacer alguna locura para que me creas?
—Sí.
Sonríe.
—¿Qué sugieres?
—Cumple tu promesa.
Alarga la mano para levantar el edredón, pero lo detengo.
—Primero apaga la luz.
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Antes de Morirme
Teen FictionTessa, una adolescente de 16 años, desde hacen años padece cáncer. Sabe que sus días son contados y que puede morir de un momento a otro por lo que decide hacer una lista de cosas que hacer antes de morirse. Pero en esta lista no hay nada complicado...