Harry Potter y Ginny Potter se encontraban en la fiesta de aurores que habían convocado ese día, muchos conocidos se encontraban en ella entre ellos Ron y Hermione Weasley y Draco Malfoy, junto con otros ex-compañeros de Hogwarts.
Ginny había ido a por un par de bebidas para ella y para Harry mientras él se quedaba hablando sobre atrapar a un animago la próxima semana.
-Así que es verdad lo que dicen.- Ginny se dio la vuelta enseguida.
Un hombre de apenas 30 años estaba echando ponche a un vaso mientras la hablaba.
-Perdón, le conozco?- preguntó la pelirroja.
-Dicen que tu eres Ginevra Potter, que a juzgar por él apellido debes de ser la mujer de Harry Potter.
-Quien es?- volvió a preguntar Ginny
-Eso no importa, lo que importa es cuanto quieres por dejar a ese imbécil de Potter y venirte conmigo.
Ginny sin pensarlo, se acercó al chico y le hizo su hechizo de mocomurcielago, llamando la atención de algunas personas, entre ellas su hermano y Harry.
Harry se acercó rápidamente a ella cuando vio su melena roja.
-Ginny, que ha pasado?- preguntó su marido.
-Este imbécil me ha dicho que cuanto quería por dejarte e irme con él- dijo Ginny cruzada de brazos.- obviamente le he hecho él hechizo mocomurcielago.
Harry sonrió, era muy afortunado en tener a Ginny.
-Hay Ginevra.- sonrió Harry entrelazando sus manos.
A Ginny se la puso la piel de gallina, pues cuando la llamaba por su verdadero nombre, la hacia temblar, solo Harry podía hacerla sentir así, solo él y nadie mas.
-Eres toda una Weasley- dijo en su oído para acto seguido, besarla.
Holaaaaa, se que te tardado mucho en publicar y prometí un maratón, y lo haré, en cuanto llegue a mi casa de vacaciones (él miércoles) e publicado este pequeño relato, porque quería escribir, se que es corto, pero él miércoles tendréis maratón.
Nos leemos pronto,
Ines.