Ginny salía de comprar en la tienda de sus hermanos unos de los artículos de broma que tanto le gustaban a James, si, a su hijo 2 años ya le encantaba jugar con los artículos de broma de sus hermanos. La joven se dirigía hacia el Ministerio, donde tenía una cita con Hermione.
La pelirroja antes de que pudiera siquiera doblar la esquina, dos hombres la habían cogido por detrás, tapándola la boca.
-Cállate, o no saldrás viva de aquí.-Ginny gruñía.
-Vamos Raul, o nos verán.- dijo otro que venía con el.
Los dos hombres la obligaron a andar, Ginny que siempre llevaba la varita en mano, se la cayó por error, también con ella el pequeño silbato de ruidos que le había comprado a su hijo. Ginny maldecía, no la había dado tiempo a mandar un patronus a Harry, ahora, solo dependía de ella o se salvaba o moría.
Los dos hombres la soltaron bruscamente en un coche.
-Ahora Ginny, te vas a quedar quietecita aquí.
-¿Quiénes sois? ¿Que queréis de mí?- preguntaba llorando la pelirroja.
Los dos mortífagos se reían en su cara.
-¿No es obvio?- dijo Raul.- Queremos que Harry Potter venga a salvarte la vida para matarle.
Después de que el rubio la dijera eso, la cerraron la puerta y se quedó a oscuras, llorando, pues no podía ni enviar un mensaje pidiendo ayuda.
-Hoy hemos hecho mucha caja.- decía un pelirrojo contando el dinero que habían conseguido.
-No nos va nada mal, pensé que sin Fred esto no sería lo mismo y que acabaría quebrando.- dijo George Weasley.
-No va a quebrar.- dijo Ron.- Vete tú si quieres, yo me quuedo haciendo el inventario.
-¿Y Hermione?- preguntó el pelirrojo.
-Hoy por la mañana me dijo que tenía mucho trabajo y saldría tarde, cuando termine iré a recogerla.
-Pero si está embarazada.- dijo George.
-Bueno, ya conoces a Hermione Granger.- dijo Ron utilizando su apellido de soltera.
George sonrió. abrazó a su hermano y salió de la tienda.
2 horas mas tarde, Ron salía de la tienda de su hermano, dirigiéndose camino hacia el Ministerio, al doblar la esquina, pisó algo, el pelirrojo miró hacia abajó y se agachó.
Era una varita y un silbato de su tienda, algo estaba mal, la varita la conocía, era la de Ginny.
-No puede ser.- el pelirrojo rápidamente se transportó al ministerio, llamando a gritos a Hermione.-HERMIONE.- todo el mundo, o al menos los que quedaban habían salido de sus despachos por los gritos del pelirrojo.
-¿RON?- preguntó Hemrione.- ¿que haces?¿porque estás gritando?
-¿Donde está Ginny?- preguntó nervioso el pelirrojo.
-¿No está contigo?- el pelirrojo negó.- yo pensaba que no había podido venir porque se había quedado con vosotros.
-Mierda.- maldeció Ron.
-Ronald, ¿se puede saber que pasa?.- dijo la castaña con ya un abultado vientre de 6 meses.
-Me he encontrado con la varita de Ginny saliendo de la tienda de George, y con esto.- levantó el silbato.- es un silbato que le había comprado a James.
-Esto no pinta bien, hay que avisar a Harry.- Hermione iba decidida hacia el ascensor.
-Hey, vete a casa.- dijo Ron.
-¿Qué? Ni en broma, me voy con vosotros.
-Hermione.- Se miraban.- Vete a casa por favor, no quiero que te pase nada, ni al bebé tampoco.
Hermione lo miró, tenía razón.- Esta bien, pero avísame con lo que sea y ten mucho cuidado por favor.
Ron asintió, besó a Hermione y se arrodilló para besar el vientre de su mujer.
Bajó corriendo hasta la sala de aurores, donde también el trabajaba. Buscó a Harry.
-HARRY!- gritó corriendo hacia el.
-¿Ron? ¿Que haces aquí tan tarde?- preguntó confuso el azabache.
Harry miraba a Ron, pero bajó la vista hacia sus manos, done pudo diferenciar perfectamente la varita de su mujer.
-Ron, ¿que haces con la varita de Ginny?.- preguntó quitándosela de las manos.
-Harry, algo le ha pasado a Ginny, y me da a mi que no ha sido nada bueno.- dijo el pelirrojo mirando al azabache que no se creía lo que no se creía lo que escuchaba.
Holaaaaa, aquí os traigo la primera parte de otro relato nuevo, espero que os haya gustado y que le deis muchos votos para seguir con la segunda parte.
12 votos y subo la segunda parte mañana, lo prometo.
Nos leemos pronto.