Rota. Así se sentía. Nadie sabía lo que era llegar a su casa todos los días.
No la gustaba hablar con sus amigos de sus problemas familiares, ella soñaba con la familia perfecta y cuando volvía a la realidad lo único que veía era como las paredes se la venían encima.
Hasta que llegó él. El chico que puso su mundo patas arriba, el chico que hizo que soñara con una familia perfecta que podría obtener. El chico que la hizo olvidar como su hogar estaba roto.
Y es que cuando Harry llegó a su vida ella estaba rota, todas las mañanas oía gritos de sus padres, oía los platos romperse, los vasos. Ella veía que en su familia ya no había amor, y es que porque estar en un lugar donde no te aman?
Ella soñaba con ver los viernes por la noche una película con sus padres, soñaba con hacer cosas juntos, con contarles todo, con comer juntos. Pero solo oía gritos. Como cuatro paredes hacian que su mundo se destruyera cada día un poco más.
Y ella ya había supuesto que sus padres se divorciarian pero nunca pasó, más de una vez oyó decir a su madre que no tenían el dinero suficiente para hacerlo, pero ella en el fondo sabía que aunque no hubiera amor, sus padres no podían vivir alejados uno del otro.
Y cuando llegó Harry su mundo cambió.
Sonreía, incluso ella echaba de menos como se hacía, reía, vivía.
Harry era su salvación y es que cuando él apareció como si fuera un ángel ella empezó a vivir.
-Eres todo lo que necesito- decía ginny en los brazos de Harry en la cama.
-Y tú eres mi mundo.- dijo el azabache besando el cabello pelirrojo de su novia.
El hogar roto donde ella había crecido ahora se estaba convirtiendo en un hogar feliz.
Gracias a él. A Harry.
Hola,
Hoy estoy un poco cursi cómo se ha podido notar así que bueno
He querido enfocar un poco una canción que me siento muy representada con ella en este relato
Nos leemos pronto,
Inés.
