Una más faltan dos

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Diana y Violetta se separaron de la mamá de Diana para escoger unas cuántas cosas que a Diana le interesaran pero con una condición de su mamá; su combinará con la idea principal de una fiesta en la playa.

Vieron desde los típicos vasos rojos de las fiestas que Diana tenía muchos en su casa de tantas fiestas que daban sus padres en el año, hasta arena artificial. Tomaron sombrilla minis para los vasos, luces para la piscina de colores, antorchas, muchas pelotas de playa, salvavidas de distintos tamaños y de formas; dos de cisne, de patos, redondos y de llantas.

Esa si que iba a ser una fiesta en grande, muy grande. Una fiesta normal para ella.

Después de comprar todas las cosas necesarias fueron a una florería para pedir los collares de flores que se dan en Hawaii con flores naturales. Rosas, verdes, amarillas, azules, de todos los colores más brillante que tuvieran. Caminaron de un lado a otro buscando la florería que había dicho la mamá de Diana, subieron y bajaron las escaleras, caminaron de piso en piso buscándola. La mamá de Diana se empezó a desesperar.

-¿Saben qué, chicas?

-¿Qué pasó mamá?- dijo Diana parándose.

-Voy a dejar estas cosas a la casa y ustedes van a ver dónde esta esa florería que ya me canse, a las 6:00 pm tengo que ir con mis amigas a tomarme un café así que no voy a estar en casa, ¡ah! y no me esperes despierta- dijo alejándose de las dos muchachas con todas las bolsas en sus manos.

Bueno al parecer para Diana su mamá siempre tenia cosas más importantes que ella, sus amigas, su trabajo de vez en cuando o su papá. Ya era normal la falta de atención que siempre estaba presente en su vida, en parte es comprensible su mamá quería tener tiempo para ella pero a veces se pasaba demasiado tiempo solo para ella. Violetta y Diana caminaron hacia una cafetería que estaba cerca de donde estaban, Diana pidió un chocolate caliente porque no le gusta el café, esta en contra de él y Violetta ordenó un café clásico, una señora muy amable tomo su orden en caja, les ofreció crema o jarabe de algún tipo que ellas quisieran, Diana lo pidió con jarabe de fresa, le gustaba probar nuevos sabores. Las dos se sentaron en una mesa cercana al mostrador a esperar sus bebidas, no tardaron mucho. Las dos platicaban de como había sido su día, un día muy malo para Diana, todos los sucesos fueron tan inesperados, Alexander y el examen donde casi no venia nada de lo que había estudiado durante la noche anterior.

-No sé que hacer, hubo días que estaba tan deprimida que solo lo evitaba. Fue difícil y después de meses viene y me dice que siempre estuvo enamorado de mi, es un poco raro ¿no lo crees?-. Violetta solo asintió, le dolía saber que su amiga volvía a sufrir por ese chico.

-¡Ya! No hablaremos más de él ¿Si? No lo vale- dijo Violetta dejando su café en el extremo de la mesa.

-Sólo... No sé que hacer-dijo Diana frustrada, pasándose una mano por el cabello.

Violetta no sabía que decir, se quedaron en silencio unos segundos, Diana bebió un sorbo de chocolate. Cuando lo iba a dejar en la mesa pasó una chica golpeando la mesa haciendo que tambaleara la mesa y se calló el café de Violetta, se derramó todo sobre los zapatos de la chica.

Las tres se quedaron en shock por unos segundos antes de reaccionar.

-Lo siento mucho. No pensé que se fuera a caer, los espacios para pasar aquí están muy reducidos. -Lo siento en serio- dijo la chica de cabello castaño, muy lacio. Sus ojos era lo más impresionante de su cara, era bonita pero sus ojos de color azul hacia que su cara se viera como un princesa salida de un cuento de hadas.

-No te preocupes, todo esta bien-dijo Violetta.

-Déjame pagártelo, es lo menos que puedo hacer -dijo la chica.

-No te preocupes en serio, de todos modos no me había gustado mucho que digamos -lo último lo dijo casi en un susurro.

-¿En serio? -dijo apenada.

-Si, en serio. A parte mi café fue el que se derramó en tus zapatos.

-Mira hacemos algo siéntate y yo te traigo unas servilletas para que te limpies el café, porque tus zapatos están muy bonitos como para que los arruine un poco de café -esta vez hablo Diana.

-Gracias- dijo sentándose en la silla que estaba vacía en medio de las dos.

Diana a levantó y fue directo al mostrador pidiendo unas (muchas) servilletas. Mientras Violetta y la chica se empezaban a conocer. Camino de regreso a su mesa calmadamente, vio que Violetta ya había empezado una conversación muy animadamente con la chica.

-Toma-Diana le extendió las servilletas, las cuales aceptó gustosa y aliviada.

-Muchas gracias, ya empezaba a sentir pegajosos mis zapatos.

-No es nada- dijo Diana sentándose en su lugar.

La chica resultó ser también gran fan de CD9, ella se llama Leila, un bonito nombre para una bonita chica como lo era ella. Las tres tuvieron una platica muy animada sobre ellas y cosas de CD9, al parecer tan pequeño era el mundo que en esa pequeña cafetería se encontraron a una coder, Leila era fan desde que había empezado la banda y estaba perdidamente enamorada de Alan, como Diana lo estaba con Alonso, aunque la locura de Leila no la había llevado a formar una banda aún.

Pasaban de tema en tema, primero se conocieron un poco, Leila era aun más grande que ellas dos, tenía 20 años apenas cumplidos y ya estaba estudiando la Universidad una licenciatura en comunicaciones, después de saber un poco más de Leila, Diana la invitó a su casa el fin de semana para que fuera a su fiesta de cumpleaños, una invitación que Leila no rechazó sino que encantada aceptó, Diana, Violetta y Leila intercambiaron números telefónico para seguir conociéndose y salir algún día a pasar el rato.

Leila fue la primera en irse porque no tenía mucho tiempo tenía que volver a la universidad sólo había salido a comer algo para después enterar a otras clases que tenía por las tardes.

La música nos unió (Alonso Villalpando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora