¿CDMX?

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Leila pasó por Diana muy temprano y no llegó sola, también iban Violetta, Aria y Pau. Todas listas para su viaje que sólo duraría unos cuantos días. Diana realmente pensaba que era muy mala idea ir, aún así sus amigas consiguieron que se subiera al auto antes de que perdieran el vuelo.

-¿Alguien las ve?- preguntó Alan.

-No, por ningún lado- dijo Freddy.

-Tenemos que entrar en menos de media hora- les advirtió Bryan.

-Hey no se preocupen llegarán - dijo Jos.

-¿Cómo es que estás tan seguro?- preguntó Alonso.

-Sólo lo sé- dijo poniendo sus brazos por detrás de su cabeza, un gesto muy despreocupado.

-Estas muy raro Canela, algo tramas- dijo Freddy.

Jos se encogió de hombros y desvío la mirada. A lo lejos pudo visualizar a un grupito de chicas que venían caminando y platicando muy animadamente. Jos sonrió al verlas, los demás se dieron cuenta y voltearon a donde él miraba. Pau hizo un gesto con la mano en forma de saludo, desde lejos. Las chicas apresuraron el paso hasta llegar a su lado.

-Hola- saludaron todos al unísono, lo que los hizo reír.

-Hum... ¿qué hacen con esas maletas?- preguntó Alan.

-Ay Alan, es obvio las chicas vienen con nosotros- contestó Jos.

-¿Tú lo sabías?- preguntó Freddy a Jos.

-Sip, Leila me llamó anoche y me dijo su plan- dijo muy guiñándole el ojo a Leila. 

-Qué mal amigo eres, ¿por qué no nos dijiste?- dijo Bryan.

-Ella me dijo que no dijera nada- dijo señalando a Leila y ella sonrió de lado.

-Ay ya cálmense, hay que disfrutar el momento- dijo Violetta sentándose.

El celular de Diana comenzó a vibrar, los chicos ya habían entrado en una conversación muy animada sobre lo más turístico de CDMX, Diana tomó su celular y vio quien la llamaba, ese nombre no había aparecido en su pantalla en más de seis meses, Diana quedó petrificada, sintió que el alma se le caía al suelo.

-¿Diana, estás bien? Parece como si hubieras visto un fantasma- preguntó Alan sin llamar la atención de los demás.

-Ah... Sí- trató de sonreír y lo único su logró fue hacer una mueca-, tengo que contestar, ahorita vuelvo.

Se alejó lo más que pudo para contestar la llamada antes de que colgará el teléfono.

-¿Hola?- contestó tímidamente. Temía que hubiera un error en la llamas y le colgará al saber que se había equivocado de número.

-¿Diana?- preguntaron del otro lado de la línea.

-¿Mamá?- un aire de esperanza invadió a Diana cuando oyó a su madre decir su nombre otra vez.

-Ah, hija. Te llamaba porque queríamos (tu padre y yo) que vinieras a casa para recoger las cosas que faltan, trofeos, medallas, reconocimientos y una que otra cosa que a le olvidó a tu amigito, Dylan.

Diana había creído por un segundo,  un pequeño momento, que su madre le hablaba para su reconciliación. Ese momento se esfumó más rápido de lo que pensó. Diana sentía que el mundo se venía abajo otra vez, ya había "superado" que sus padre no la apoyarán y la desheredaran por seguir haciendo lo que más le gusta y ahora que volvió a sentir esa esperanza que sentía las primeras noches esperando que la llamarán y le suplicaran que regresará, dijeran que se habían equivocado o algo parecido. Quería llorar, gritarle por teléfono a su madre, quería y quería hacer muchas cosas, pero lo único que dijo fue:

La música nos unió (Alonso Villalpando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora