Cuidate

120 8 0
                                    

Diana escribía una nota para sus amigas, había empacado ya todo lo que llevo al viaje, el cual se acortó más rápido de lo que pensó.

"Chicas, perdón por irme a mitad de la noche y sin decir nada, pero realmente tengo que volver. Tengo que resolver algunos asuntos pendientes, lo tengo que hacer sola. Aún así gracias por siempre estar ahí para mí. Disfruten la semana de vacaciones que nos dieron, esto no se repetirá muy seguido.

Con cariño, Diana"

La dejó en la mesa junto con la pluma que había utilizado. Tomó su abrigo y su maleta. Abrió la puerta con mucho cuidado, sacó la maleta y se giró para ver por última vez aquella habitación, donde había vivido más que en otros hoteles y se llevaba tan lindos recuerdos, sonrió para si antes de cerrar la puerta detrás de ella.

Bajó a la recepción, no había mucho movimiento, habló con el chico de la recepción y él le indicó en dónde estaba el taxi que la llevaría al aeropuerto. Le agradeció al chico y fue en su dirección.

Estaba apunto de salir por las puertas de cristal cuando...

-¿Te irás sin decir adiós?- dijo Bryan, que estaba parado detrás de una maceta.

-¡¿Bryan?!- dijo Diana sorprendida.

-No creías que te librarías así de sencillo de mí ¿o si?- dijo moviendo las cejas de arriba a abajo y tenía una sonrisa en la cara.

-Pues...-se encogió de hombros y le regresó la sonrisa.

-No puedes irte aún, todavía no vamos a los tacos favoritos de Freddy, aún no conoces a mis árboles favoritos para pensar, aún falta mucho por hacer. Diana, no te vayas- dijo tomándola de los hombros.

-¿Te lo dijo Alonso?- dijo ella seria.

-Sí- dijo frunciendo el ceño-, deberías de quedarte, por lo menos unos días más para que puedas entrar a nuestra burbuja y te olvides de todo eso que te atormenta- la abrazó.

-Confieso que tu oferta es tentadora, pero en este momento es mejor cerrar este capítulo de mi vida, así podré seguir adelante. Te prometo que vendré a visitar tus árboles favoritos- dijo Diana.

-¿Lo prometes?- preguntó haciendo una cara de perrito.

-Lo prometo- dijo Diana poniendo su dedo meñique para que él lo tomará.

-¿Te puedo acompañar al aeropuerto?

-Por supuesto, me encantaría- dijo Diana tomándolo del brazo para que la acompañará.

Una vez en el aeropuerto, Diana pasó a documentar su maleta. Antes de entrar definitivamente Bryan y ella fueron a comer algo. Diana se pidió en frapuccino de piña-coco y una rebanada de pastel, mientras que Bryan sólo se compró unas galletas.

-¿Cómo lo hiciste?- preguntó Diana, sacando de sus pensamientos a Bryan.

-Bueno, no tenía tanta hambre. Pero comí una y después la otra y después se acabaron- dijo encogiéndose de hombros.

-Tonto- dijo lanzándose una servilleta hecha bolita-, a eso no me refería- dijo riendo.

-Entonces ¿a qué?

-Pues... quería saber ¿cómo es que le hiciste cuando te fuiste de tu casa?-dijo con una mueca.

-¡Oh!- dijo Bryan, se sentó bien en su silla de tal modo que veía fijamente a Diana-, con que de eso se trata.

-Sí, es que es difícil-Diana se rasco la nuca-. Antes imaginaba el mundo de posibilidades que podría tener sin tenerlos a ellos encima de mí presionándome todo el tiempo, pero ahora que triunfe  (o eso creo) en lo que me gusta y no poder compartirlo con ellos es... es... siento como un vacío- dijo ella.

Bryan se quedó pensando por un momento. Los dos se quedaron en silencio, sólo escuchaban los murmullos de las personas a su lado, los anuncios de los vuelos, las ollas golpeando, el aceite salpicando cada vez que freían algo. Diana sentía nervios, quería que todo se acabará, que todo volviera a la normalidad, ella sólo quería recuperarlos.

-Bueno...hum... creo que tu situación es distinta a la mía. Nuestras familias son muy distintas, eso es muy claro y también mis padres estuvieron de acuerdo con que me fuera de casa, pero ¡pero! Te diere cómo fue que salí adelante cuando me fui de casa. Los primeros días fue difícil, tenía algo de dinero ahorrado, pero para el mundo real no era suficiente, con lo que tenía pagué la renta de un cuarto que era el cuarto de servicio, no había nada, a penas cabía lo esencial. En esos días no hubo ninguno que no quisiera llamar a mis padres y pedirles que me aceptarán de nuevo es su casa con esos lujos que tenía (aunque mientras vivía ahí no los valoraba, era tan normal que no sabía lo valiosos que eran), cada día me decía a mi mismo que la situación en la que estaba iba a mejorar y así fue, poco a poco mejoró, encontré un trabajo y luego otro en el que pagaban mejor, así hasta que ya tenía un trabajo de modelo en donde me pagaban mejor. En ese trabajo conocí al papá de Alonso y bueno así se dieron las cosas, ahora aquí estoy. Las razón por la que estoy aquí es porque a pesar de todo los días malos que tuve, los superé poco a poco, todos eran obstáculos y un obstáculo no puede hacer que tu vida sea un desastre por siempre. Lo que estas pasando tú es un obstáculo y sí tanto quieres que regrese su relación a como estaba antes será mejor que hables con ellos y les expliques lo que sientes, sobre todo diles qué sientes al estar en el escenario o cuando un fan te pide un autógrafo o cuando vez un anuncio con tu rostro por la calle y verás que ellos se darán cuenta de los grandes momentos de su hija. No te aseguro que tus padres lo acepten así de rápido, pero por lo menos podrás explicarles y decirles el porqué lo haces y si no lo entienden, no te preocupes lo entenderán después, sólo ten paciencia- Bryan le guiño el ojo.

-Pasajeros del vuelo 2705 Volaris, con destino a Guadalajara favor de estar en la sala de última espera en diez minutos para empezar el abordaje- dijo una voz femenina por el altavoz.

-Ese es mi vuelo- anunció Diana-, tengo que irme-. Se levantó y recogió sus cosas, terminó su comida y tiró lo que quedo-. Gracias, Bryan- dijo dándole un abrazo.

-De nada, enana- dijo y empezó a reír.

-¡Oye!- protestó ella, dándole un pequeño golpe en el brazo.

-Ahora entiendo porqué Alonso y tú son la pareja perfecta, los dos son proporcionales- Bryan comenzó a reír a carcajadas.

Diana quería estar seria,  pero no pudo evitar reír por el mal chiste de Bryan.

-Te odio- dijo ella.

-No es cierto, me amas- dijo revolviendo su cabello.

- Como digas. Adiós- le dedicó una sonrisa a su amigo.

-Adiós...- Bryan se quedó pensando un segundo-, ay ya- le dio un abrazo-, cuídate- le dijo mientras la abrazaba.

-Claro, Mouque- ella le sonrió y él la imitó.

Ella entró por la puerta para que le revisarán su boleto y la maleta que llevaba. Bryan se quedó afuera viendo como se alejaba hasta que la perdió de vista.

La música nos unió (Alonso Villalpando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora