—Necesito un aumento. —Le dije con inmensa autoridad, haciéndolo reír y negar repetidas veces. —Estoy hablando enserio, no bromeo. —el dejo de reír.
"Camila, Camila" —Repitió mi jefe soltando un suspiro al finalizar. —Sabes muy bien que yo no doy aumentos a menos que crea que se lo merece y siéndote sincero, ¿qué has hecho últimamente? ¿acaso mereces un aumento si haces lo mismo que todos los demás? No señorita, aquí no hacemos eso. Si quieres un aumento tendrás que ganártelo tu misma, ¿y sabes como? haciendo aun mas trabajo, quedándote mas horas a trabajar, como todos los demás.
— ¡Joder, yo trabajo muy duro todos los días! ¿¡Y crees que no merezco un maldito aumento!? ¡Gano una maldita miseria y tu ahora quieres que haga mas! —le grite furiosa, sin poder contenerme mas. — ¡Me acosté con tu puto hijo! ¡Y tu me tratas con estupido desprecio, porque siempre lo has hecho así! ¿¡Y sabes que!? —El no contesto, pues estaba sorprendido por haberle respondido así. Yo nunca le había gritado pero hoy realmente había explotado.
"Renunció."
Y esa fue la mejor decisión que pude haber tomado en todo este tiempo y si, estoy orgullosa por haberlo hecho, necesitaba algo mucho mejor que esto.