Advertencia: Este capítulo contiene contenido para mayores de edad, si no quieres leer por favor de saltar al próximo capítulo :)Lauren dejaba húmedos besos por mi cuello mientras yo intentaba concentrarme en la película, sin embargo era una tarea un tanto imposible, ya que si Lauren seguía así no podría resistirme a caer en la tentación. Desde que dio inicio la película la ojiverde no paraba de toquetearme, parecía un maldito animal en celo, no es que no me gustara pero... No se trataba de mi mejor día del mes.
—Lern... —Gemí cuando beso mi punto sensible. Intenté apartarla pero la pelinegra seguía insistente—Para... —Seguía sin hacerme caso y siguió dejando besos por mi piel expuesta— ¡Lauren para! —No llegue a gritarle, tampoco alce demasiado la voz, pero se lo dije con suficiente firmeza. Se detuvo rápidamente y me miró a los ojos asustada.
— ¿Hice algo mal? —Preguntó con inocencia. Mierda, como me la quería comer a besos en estos momentos—Lo siento, no quería... —Su voz sonó arrepentida y eso acabo rompiéndome el corazón. No quería que ella pensara eso. Estúpido Andrés.
La interrumpí negando con rapidez.
—No hiciste nada mal, cariño, al contrario—Acaricie su larga melena negra con delicadeza, besando con ternura su mejilla. Lauren sonrió un poco más tranquila.
— ¿Entonces? —Pregunto aún confundida.
Suspiré nerviosa por lo que diría mientras jugaba con los dedos de mis manos.
—Estoy... en mis días—Dije con un poco de vergüenza. Creí que la haría sentir incomoda pero al contrario de lo que esperaba ella solo comenzó a reír, tomándome del cuello para iniciar un desgarrador y dulce beso. Sus finos labios acariciando los míos a un ritmo lento pero apasionado.
—No me importa, de hecho creo que hace bien que te den cariño cuando estás así, alivia varios de tus síntomas—Mis labios se abrieron de sorpresa al escuchar tales palabras, podría sonar asqueroso, pero también era lindo—Recuéstate en el sofá, bebé—Susurró en mi oído con su voz ronca, que a mi parecer era extremadamente sexy. E hice lo que me pidió sin ningún reclamo.
La más alta tomo el control remoto y apago el televisor sin consultármelo, pero realmente no me importaba, mi cuerpo y mente estaban concentrados solo en la chica de ojos verdes que tenía frente a mi. En aquellos ojos en los que podría perderme día y noche, sin tener el deseo de querer parar. Sus tersas manos descendieron por mis mejillas hasta llegar a mi cuello donde contorneo un punto fijo para posteriormente mirarme a los ojos con afecto y comenzar a depositar varios besos en la correspondiente selección.
Conseguí contener un gemido durante algunos segundos, pero no me fue posible durante más tiempo al sentir la mano izquierda de Lauren bajar lentamente por mi ejercitado abdomen, suspiré con pesadez. ¡Dios, esta chica enserio me intentaba matar!
Mordí mi labio inferior al sentir su dedo pulgar presionar mi clitoris dentro de las bragas de mi short.
—Te amo, Camz—Susurró a mi oido. Gemí al sentir como introducía un dedo en mi interior, y al mismo tiempo me sentía avergonzada, pero dios, como lo estaba disfrutando. Me aferré a su espalda, clavando mis uñas en el. Lauren lamia el punto dulce de mi cuello mientras metía y sacaba su dedo en mi interior. De repente se detuvo y gruñí de frustración, ella solo sonrió y rápidamente termino de sacar mis últimas prendas de ropa, quedando desnuda frente a ella.
—Eres hermosa—murmuró besando con delicadeza mis labios. Y cuando menos me lo espere sentí tres dedos embestir mi húmedo interior. Di un fuerte gemido y me aferré al sofá, entreabriendo los labios mientras sentía el inmenso placer de sus dedos en mi intimidad. Fue entonces cuando sentí un fuerte azote en mis nalgas.
— ¡Oh por dios! ¡Ahh! ¡Lauren! —Gemí entre una mezcla de placer y dolor. ¿Donde había quedado mi dulce y tímida Lauren? En cualquier caso, este lado de Lauren me estaba más que encantando. Aumento la velocidad drásticamente e inmediatamente a los pocos minutos me corrí en sus dedos, mis paredes internas apretando sus dedos con bastante fuerza—Ohh... —Mire a Lauren y ella traía una gran sonrisa dibujada en su rostro.
Con lentitud retiro sus dedos de mi intimidad, manchados de sangre y fluidos; pensé que le daría asco, pero al contrario de eso, ella acaricio mi mejilla con su otra mano y beso mis labios con lentitud, queriendo demostrar todo su afecto por mi.
—Te amo Lauren—murmure sobre sus labios.
—Yo también te amo, Camila—. Me abrazo por la espalda, besando la coronilla de mi cabeza con dulzura. Y a los pocos minutos caí dormida entre sus acogedores brazos.