— ¿Vives al lado mío? —Me pregunto Lauren sorprendida y yo solo me limité a reír mirándola con una sonrisa. — ¿Pero como?... Yo nunca te he dado mi dirección y... ¿C-Cómo te mudaste tan rápi... —Pero la calle al poner mi dedo índice entre sus labios.
—Nada de preguntas, ¿está bien?
Ella asintió y sonrío, mirándome con mucha ternura.
—Esta bien. —dijo ella después de depositar un suave beso en mi frente y confieso que me quede sin aliento al sentir sus delicados labios sobre mi piel, sentí que iba a morir ahí mismo, dios mío. —Haré todo lo que me pidas. Ahora muéstrame tu nueva casa, tengo ganas de conocer el lugar en donde está viviendo mi chica favorita.
* * *
Viernes, sábados y domingos. Esos eran los días libres que me daban en el trabajo, y admito que los aprovechaba al máximo.
Aprovechar al máximo = Pasar tiempo con Lauren en el parque.
Y debo destacar que pasaron cosas muy interesante entre esos tres días. El primer día (Viernes) un chico con un helado de chocolate iba caminando por el parque y accidentalmente tropezó conmigo y termino derramando el helado por toda mi cara. Lauren se comenzó a reírse a carcajadas y yo la mire furiosa, no le veía ninguna gracia y en cuanto me vio dejo de reírse y se "concentro" en su libro. El chico me miro nervioso y yo lo mire como una asesina serial.
A los segundos el salió corriendo del miedo pidiendo disculpas a gritos mientras yo lo perseguía como si me hubiera poseído el mismísimo satanas.