Fui una idiota, una tremenda idiota si les soy honesta, y por mi culpa Lauren no ha salido de su habitación desde hace horas. No quería tratarla mal, no era mi intención en lo absoluto, y estuvo muy mal, lo admito. Me siento la peor novia del mundo...Yo soy la responsable de que Lauren se haya pasado toda la tarde llorando, y me sentía fatal. No me di cuenta de lo que había hecho hasta que la escuche llorar luego de que intentará buscar unos papeles que se me habían perdido.
Quería ahorcarme por lo estúpida que fui.
—Bebé... —La llame en un susurro apenas audible. No recibí respuesta, me lo esperaba pero volví a intentarlo—Bebé se que me comporté como una perra... —Seguía sin recibir respuesta alguna—Se muy bien que no estuvo bien lo que hice, de hecho fue una estupidez comportarme así contigo. Mi amor, tu no tienes la culpa de nada; se que se escuchara cliché pero no eres tú, soy yo. La debería estar llorando ahí dentro debería ser yo, no tu, tú no mereces tal dolor. Me siento una estúpida por tratarte como te trate, nunca quise herir tus sentimientos y mucho menos hacerte llorar.
Tome una gran cantidad de aire e intenté proseguir, no quería llorar también.
—Me siento terrible ahora mismo, y aunque quisiera regresar al pasado para corregir mi error no puedo, pero si que puedo pedirte disculpas y es lo que haré... Lo siento —Sin poder evitarlo una lagrima rebelde recorrió mi mejilla. Toda la culpa golpeándome dolorosamente—Lo siento tanto, lo siento por ser una pésima novia, lo siento por tratarte tan mal, lo siento por tirar el desayuno que me habías preparado con tanto amor, lo siento por todo en verdad, si pudiera hacer algo para remediarlo lo haría sin dudar. Porque te amo Lauren Jauregui y nunca había amado tanto a alguien como lo he—
La puerta se abrió de repente y por consecuencia caí al suelo golpeando mi cabeza, cerré los ojos en cuanto sentí el golpe y me queje de dolor en voz baja; al abrirlos Lauren soltó una suave risita.
—No puedo estar enojada contigo—Admitió con una tímida sonrisa, no realizando ningún movimiento temiendo a hacer algo que me molestara. Decidí tomar la iniciativa, levantándome del suelo y antes de que ella pudiera decir algo presione mis labios contra los suyos; al principio se mostró un poco sorprendida pero segundos después correspondió el beso, nuestros labios moviéndose con suavidad y dulzura. Lauren soltó un tímido gemido durante el beso y sonreí al oírlo.
— ¿Hay algo que pueda hacer para recompensarte? —La mayor asintió con las mejillas rojas—Dímelo entonces—Enrede mis dedos en su larga cabellera negra y deposite un suave beso en la punta de su nariz.
Y sentí mi corazón acelerarse al escuchar sus siguientes palabras:
—Hazme el amor, Camila.