"Que es marrón y verde, y es parte de la naturaleza?"
Fue la segunda nota que encontré pegada a la banca en la que solía sentarme para leer un libro junto a Lauren. La respuesta a esa pregunta rápidamente fue un árbol, pero hay muchos arboles en el parque, no podría saber a cual de todos se refería.
Hasta que recordé, el mismo árbol en el que jugamos bajo la lluvia juntas.
Tiempo atrás:
—Así que es por eso que este es mi libro favorito. —dijo Lauren enseñándome su libro de Juego de Tronos. Nunca he leído ese libro por lo que no puedo hacer una crítica de el, pero si a Lauren le gusta el libro entonces supongo que puedo darle una oportunidad—. Se que no te gustan mucho esta clase de libros. Pero en cuanto lo leas te enganchara muchísimo, por lo menos eso fue lo que me paso a mi.
—Entonces lo leeré. —Le respondí con una sonrisa que con mucho gusto ella devolvió—. Mañana iré a la librería temprano para comprarlo.
— ¿Quieres que vaya contigo? —Se ofreció la ojiverde y yo negué.
—No es necesario. —Le dije suavemente tomando la palma de su mano y depositando un dulce beso en esta. —Pero gracias.
—Esta bien. Pero si quieres que vaya contigo solo envíame un mensaje. —Asentí y guarde mi libro en mi bolso. — ¿Estarás aquí mañana?
—Claro. —Ella sonrió y se acercó para envolverme entre sus brazos, recibiéndola muy contenta mientras acariciaba de su suave cabello.
—Hasta mañana, Camz. —me dijo al separarse.
—Hasta mañana, Lauren. Un día de estos yo también te pondré un apodo, estate preparada hasta entonces. —le dije.
—Mas vale que sea un buen apodo. —bromeo.
—Lo será.
* * *
Pero a medio camino de mi casa comenzó a llover cada vez mas fuerte, hasta que prácticamente podría decir que mi ropa escurría agua. Y para mi mala suerte no traía sombrilla ¿pero como iba yo a saber que hoy llovería? Quizás si hubiera revisado mi aplicación para el clima lo hubiera sabido, pero lamentablemente no lo hice y maldije por eso. Hasta que sentí que alguien colocaba una sombrilla encima de mi, y al darme la vuelta pude apreciar el rostro de una bella mujer.
—Cuando empezó a llover recordé que tu no traías sombrilla y vine corriendo hasta aquí. —dijo Lauren en un tono sincero. —No quería que te resfriaras. Por lo que... Supongo que te acompañare hasta casa. —Mis ojos brillaron de emoción al escucharla y asentí rápidamente entusiasmada.
—Gracias por venir por mi. —Le agradecí y ella me sonrió.
Sin embargo, de camino a casa las cosas se fueron complicando bastante. La lluvia no parecía querer detenerse, por lo que nos detuvimos frente a un gran árbol de algunos tres metros y nos cubrimos de la lluvia debajo de aquel árbol. Pero no me di cuenta que debajo de este árbol se encontraba un enorme charco de lodo, que sin pudor pise manchando así mis zapatillas preferidas.
— ¡Arg! ¡No puedo creerlo! —Exclame muy molesta al ver lodo embarrado en la suela de mis zapatillas. Pero en cambio Lauren se hecho a reír. Yo no le encontraba ninguna gracia a esto, por lo que todavía muy molesta le grite: — ¡No te rías, Lauren! —Pero la ojiverde seguía riéndose, tocándose el estomago sin poder detenerse.
—L-Lo siento... —Decía ella entre risas, pero dejo de reír en cuanto le lance una gran cantidad de lodo en su playera de Nirvana. — ¡Oye! —reprocho Lauren frunciendo las cejas.
Ahora fui yo la que comenzó a reírse, hasta que sentí un pedazo de lodo impactando en mi mejilla.
—Y-Yo... —empezó a excusarse la mayor, pero no la deje terminar por que enseguida le lance dos grandes cantidades de lodo, que aterrizaron directo en su cara.
— ¡Esto es la guerra, Jauregui! —.
Luego de mi preciado llamado de guerra las dos continuamos aventándonos lodo en todo el cuerpo. Hasta que terminamos llenas de lodo y riéndonos juntas bajo la lluvia... Y debajo de ese ahora mugroso árbol.
— ¡Atrápame si puedes! —Le dije como niña pequeña, a lo que ella rápidamente accedió. Y corrí con todas mis fuerzas intentando alejarme lo mas posible para que Lauren no pudiera alcanzarme. Sin importarme el hecho de que me estuviera mojando debajo de la lluvia, aunque eso ahora ya no me importaba, pues estaba toda manchada de lodo, que ahora gracias a la lluvia se me estaba quitando. Quería asegurarme que estuviera lo suficiente lejos de Lauren, pero al darme la vuelta para verificar me tropecé, pensé que iba a darme un duro golpe contra el suelo, pero no fue así... Por que Lauren fue rápida y me sujeto de la cintura, evitando que cayera.
— ¿Estas bien, Camila? —Yo asentí sin dejar de mirarla. Su mirada aterrizó directo en mis labios, y ella poco a poco se acerco mas a mi, quedando extremadamente muy cerca de mi.
—Y... ¿Que esperas para besarme? —Lauren sonrío y relamió sus labios.
Y entonces ella respondió:
—Te besaría, pero entonces te mojarías dos veces. —bromeo con una juguetona sonrisa.
Yo reí ante su comentario.
—Cállate y bésame, idiota. —le dije antes de unir mis labios junto a los de ella. Sus labios eran suaves y carnosos, me tranquilizaban y me llenaban de paz. Lauren me tomo de las mejillas y profundizó el beso, devolviéndole el beso con mucho gusto. Sin importarme el hecho de que nos estuviéramos mojando bajo la lluvia.
—Vas a resfriarte... —Me dijo al separarse, para luego volver a besarme.
—N-No... M-Me importa... —Le dije entre besos y ella sonrió, dándome un ultimo beso en los labios para luego separarse y verme directamente a los ojos, pegando su frente junto a la mía. — ¿Te he dicho que te ves hermosa?
—Muchas veces. —Ella soltó una carcajada.
—Pues ahora con la lluvia te ves aun mas hermosa—. Le dije con sinceridad, robándole otra sonrisa. —Y ahora quiero que me vuelvas a besar.
Y lo hizo.
Nos besamos bajo la lluvia. Solo éramos ella y yo.
Lauren y Camila, dos chicas que estaban enamoradas.
En el presente:Una sonrisa se dibujó en mi cara al recordar ese momento tan hermoso, que sin duda había sido de mis favoritos y mas perfectos momentos junto a Lauren. ¿Verde y marrón? Creo tener la respuesta a esa pregunta. Y había acertado, al llegar al mismo árbol encontré una nota pegada al árbol.
"Mmm... ¿Donde sueles comprar esos libros tan interesantes que lees?"
—La librería del centro comercial—. Fue lo primero que pensó la morena al leer la nota que estaba pegada al tronco del árbol.
Y había acertado. Pues al llegar a la librería del centro comercial la señorita del mostrador me sonrió. Ella me conocía por todas las veces que había ido a comprar libros y siempre me saludaba de la misma forma.
—Buenas, Camila. ¿Vienes a comprar un libro? Porque me acaba de llegar el segundo libro de cincuenta sombras de grey—. Yo solo negué, pero ella no borro su sonrisa.—Entonces supongo que vienes a causa de una chica de ojos verdes ¿no es así?
¿Cómo lo supo?
—Ella vino hace poco y me pidió que te entregara esto—. Y en eso la chica saco un pequeño sobre, extendiendo su mano para entregármelo.
—Gracias.
—No te preocupes, es lo menos que puedo hacer por mi clienta favorita.
Salí de la librería con una sonrisa y abrí el sobre que estaba muy bien decorado. Y adentro del sobre había una pequeña nota que decía lo siguiente:
"Buenos días, Camz. ¿Recuerdas lo que me dijiste hace tres días? Bueno... Supongo que lo cumpliré ahora mismo"