—Disculpe, ¿pero es usted Camila Cabello? —pregunto un joven de pelos negros, muy lindo. Y asentí al escuchar su pregunta. —Son para usted, linda dama. —me entrego un precioso ramo de flores.
—Gracias.
—No es nada, fue un gusto hablar con usted. —El joven se despidió con una jovial sonrisa.
Mire detenidamente el ramo que me había entregado y pude notar una pequeña nota escondida ahí, de la cual sonreí al leer.
"Un regalo de mi parte ¿te gusto? Son de muchos colores, como a ti te gustan
–Lauren Jauregui. "
Hace algunos días:
—Y entonces dime ¿como seria tu cita ideal? —me pregunto Lauren mirándome de forma muy curiosa.
— ¿De dónde viene esa pregunta? —Le pregunte con una pequeña risa al finalizar.
—Mmh... Curiosidad, pero anda. No me dejes con la duda. —Me cruce de brazos y fingí pensar hasta que le respondí.
—Pues para serte sincera nunca lo había pensado. Pero me gustaría que no fuera de las típicas citas ¿entiendes? Cenas románticas, veladas con pétalos en el suelo, de ese estilo. Me gustaría que fuera algo mas especial, que me dieran un ramo de flores... ¡De muchos colores! —Lauren sonrió al oírme hablar como niña pequeña— Y que tuviera muchos detalles muy lindos, nada a lo grande, solo... Especial, único y que se note el esfuerzo. Que lo disfrutemos y que no se note la tensión o la incomodidad en el ambiente; porque por ejemplo hay citas así, que te llevan a comer a un lugar súper lujoso y costoso, pero al final no terminan hablando de nada porque no se sienten cómodos... O por lo menos yo no, ese tipo de ambientes no son mis estilos, de hecho los detesto.
Y Lauren estuvo de acuerdo conmigo.
En el presente:
— ¿quién soy? —pregunto después de taparme los ojos con sus manos, y al instante reconocí su voz y el tacto de sus manos.
—Mmh... ¿Mi mamá? —dije en broma y Lauren negó. — ¿Eres pedro, el chico amable de la panadería? —Lauren rio pero volvió a negar. —Entonces no se... A menos que seas aquella chica hermosa que conocí hace unos meses, tiene un ojos preciosos y voz tan ronca que puede volverte loca en menos de dos segundos.
—Acertaste, linda. —Retiro sus manos y me dio la vuelta, para quedar frente a mi. — ¡Sorpresa! —dijo con una hermosa sonrisa que correspondí. — ¿Te han gustado mis pequeños detalles?
Busque su mano rápidamente y la tome delicadamente, acariciando con mi pulgar el dorso de su mano.
—Me han encantado, me sorprendiste mucho. —Le conteste con una suave sonrisa y poco a poco fui soltando su mano para mirarla a los ojos. —No lo esperaba.
— Pues prepárate por qué aún no termina. —Me tendió la mano. —Pero antes demos un paseo, linda.
Y claro está que no me negué.