— ¡Lern! —Exclame cuando sentí que perdía el equilibrio. Por suerte Lauren me sostuvo antes de que me deformara la cara.
—Cuidado, Camz—Me regalo una de sus bellas sonrisas de bebé.
Suspire antes de mirar hacia el suelo.
—No sirvo para patinar, es complicado. —Ella solo rio, extendiéndome su mano para que la tomara.
—Es difícil porque nunca lo has hecho, pero con la práctica lo dominaras. —Tome su mano. Suave y caliente. —No te preocupes, me tienes a mí. Y conmigo a tu lado nunca caerás.
—Eso fue muy lindo. —Acaricie el dorso de su mano con mi pulgar.
—Ese era el propósito—Me guiño un ojo.
Lauren es experta patinando comparada conmigo, no sé en donde habrá aprendido a patinar de esa manera pero sin duda es fascinante de ver. Intente imitar sus movimientos y a causa de eso termine tropezándome y caí en el pecho de Lauren.
Lauren mantuvo sus pies firmes en el suelo, al igual que sus manos en mis muñecas. Evitando que ambas cayéramos al suelo. Sus verdosos ojos se encontraron con los míos y nos quedamos calladas durante lo que parecieron horas. Arme el valor suficiente y uní mis labios junto a los suyos, encajando a la perfección. Suaves, húmedos y carnosos. Automáticamente tome sus mejillas entre mis manos y nuestros labios se movían en una suave danza. Los labios de Lauren eran dulces y con sabor a fresa, deliciosos y adictivos.
Cuando nos hizo falta el aire nos separamos, con nuestros pechos agitados. Abrí mis labios para hablar pero ella me interrumpió.
—Camila, ¿te gustaría salir conmigo?