Tome un sorbo de mi malteada y mire a la rubia frente a mí, quien me miraba con una simpática sonrisa. Había quedado con Ally para desayunar en Waffles House, su restaurante favorito por cierto. Le conté absolutamente todo sobre lo qué pasó anoche, excepto claro, sin llegar a detalles explícitos.
—Estoy tan orgullosa de ti, Camila.
Una tímida sonrisa se formó en mis labios.
—Gracias, Ally.
Limpio la comisura de sus labios y nuevamente fijo sus ojos en mi.
—Dinah me contó lo ocurrido. ¿Llegaron a un acuerdo? Es decir, por lo que se aún siguen teniendo problemas económicos en cuanto a la boda.
—Si... Respecto a eso, hemos decidido hacer la boda en pequeño, nada demasiado grande. No solamente por el dinero, sino también porque no lo necesitamos, no sé si me explico. Solo asistirán nuestros familiares y amigos más cercanos. Por lo que no ocuparemos un lugar muy espacioso, solamente sería desperdicio de dinero; aparte de que claro, estamos ahorrando para diversos proyectos.
— ¿La luna de miel? —Preguntó curiosa.
—Creo que de eso no debemos preocuparnos. Los padres de Lauren nos dieron un regalo de bodas anticipado.
Ally elevó ambas cejas con picardía.
— ¿A dónde irán?
—Bora Bora, es un un lugar demasiado hermoso.
— ¡Que emoción, felicidades! —Me tomó de las manos y me sonrió con su habitual sonrisa, que sabía que era sincera—. Ojalá Dinah me proponga matrimonio pronto —arrugo la nariz pensativa y risueña.