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Es noche cerrada. La mansión están en absoluto silencio. La calma reina sobre todas las cosas mientras por los pasillos camina Black hat. El villano pasea por su casa sin prisa alguna, no tiene sueño, no necesita dormir realmente. Pero hay algo que lo inquieta, algo que lo perturba, y no puede evitar dar mil vueltas por los pasillos en busca de contagiarse de la paz del ambiente.

Irónico.

El mayor villano de todos los tiempos buscando la paz. Aunque fuese una paz para sí, sonaba tan hilarantemente irónico que no podía evitar dejar escapar una sonrisilla amarga sin revelar sus afilados dientes.

¿Qué le preocupa al poderoso ente de sombrero negro? ¿Las ventas? ¿Ese nuevo héroe que lo retó la pasada semana? ¿Que 5.0.5 realizara la limpieza con un traje de sirvienta? No, nada de eso, aunque lo último sería inquietante para cualquiera. 

No. Era otra cosa.

Se detuvo para mirar el cielo nocturno y la potente luz de la luna llena bañando su elegante figura. La noche era fresca y serena que podía abstraer la mente del villano de sus problemas. Sin embargo, la paz no dura para siempre. Escuchó que a pocos metros de donde se encontraba, una silueta caía a plomo contra el suelo desde el techo. La luz le facilitó identificarla, era Demencia con su ropa algo sufrida, ensuciada y manchada de sangre.

—Blacky~. ¡Ya hice lo que me pediste!

—Baja la voz, estúpida.

La chica se encogió aterrada para luego reír divertida. Black hat solo bufó y preguntó buscando paciencia en la luna.

—¿Hiciste lo que te ordené?

Demencia le entregó lo que parecían ser dos carnets de identidad descuidados. El primero correspondía al del hombre, el fotógrafo, llamado Peter Ayahime, no parecía ser muy inteligente, ni valorar demasiado su vida. Luego el carnet de la mujer, periodista, April Lane, ella parecía más competente.

—El chico ya está put cata put, no va a poder volver a usar la cámara en su vida porque la he roto en mil pedazos. Es inservible. Como sus piernas, sus brazos...— Demencia empezó a contar con los dedos el número de partes quebradas en aquel fotógrafo.

—¿Y su compañera? ¿No te habrás olvidado de la periodista?

—No, amor mío, está durmiendo en el sótano. Le toca a Flug encargarse del tema y quizás debía avisarle antes, no ha llegado muy entera.

—Me encargaré de ella personalmente. Deja al doctor por esta noche, tiene que terminar un nuevo invento. Si me entero de que le has molestado o que si quiera te has acercado a él...

—Que envidia, jo...— contestó ignorando la amenaza de su jefe —Entonces la chica se convertirá en comida para 5.0.5 antes de lo que pensé.

—Iba a hacerlo tarde o temprano. — se giró tras un suspiro hacia la chica. Su imponente presencia hizo retroceder a la joven—Retírate, no quiero que pulules por aquí más ¡y aséate en condiciones! no vaya a volver a mancharme la alfombra.

—Sí, mi señor.— se cuadró para luego tratar de acercarse lentamente a él—Pero antes...¿un beso de buenas noches? ¿o de buen trabajo?

—Lárgate, Demencia.

—Oh~ me amas, eres tan dulce. Buenas noches.

— Patética. — pensó.

Demencia salió dando saltitos de la vista de Black hat. Maldijo por lo bajo tener que aguantar a semejante loca, aún no se ha quitado de la cabeza la imagen de aquel doble suyo tan musculoso e inquietante ¿Qué había hecho él para merecer ser el objeto de obsesión de una adolescente?

Villainous- Brillante estrella fugazDonde viven las historias. Descúbrelo ahora