Villainous- Brillante estrella fugaz

XXII: El camino del villano

Flug se acomodó en el asiento del avión tratando de relajar cada uno de sus músculos, entregando su mente al inminente despegue. Era un método al que recurría solo cuando era necesario, su educación apenas le permitía escapadas como estas por lo que planeaba aprovecharla, no en vano, el viaje es de ida y de vuelta. Al ser un avión privado, no tenía que someterse a la típica silla estrecha de avión. El lugar tenía mayor pinta de salón ovalado que de yet privado, un largo sofá, un par de sillones individuales y varios enfrentados con una mesa de trabajo pequeña entre ellos.

—Despegaremos en un minuto. Sírvase un refrigerio mientras ultimamos detalles. Por favor, abróchese el cinturón y disfrute del viaje. — se comunicó la cabina del capitán.

La voz del piloto era extraña, definitivamente diferente, sonaba más informal, propia de alguien joven y tenía un tinte que acarició el interior de Flug. Con toda probabilidad su padre se había encargado de "jubilar" al anterior empleado, si había rayado el avión por cualquier parte, esperaba que siguiera vivo para hacerle sufrir como merecía. Se encogió de hombros y buscó en la pequeña nevera algo para tomar durante el viaje: una bolsa de patatas y un refresco al que le dio un largo trago. Dirigió sus ojos a la puerta de la cabina mientras volvía a su asiento, allí donde su enigmático piloto de estreno.

Tendría tiempo de descubrir más, si no era muy negligente, claro.

Tras otro trago a su refresco y centró sus sentidos en el dossier que sacaba de su mochila. Hace un par de años, detuvieron a un asesino en serie, 23 víctimas nada menos. Los asesinos eran un terreno gris en la villanía y la heroicidad, pero no por ello menos interesante. El Doctor Martin Whitly asesino de 23 personas conocidas recibía el apodo de "El Cirujano", sus crímenes habían sido documentados con detalle y ahora, Flug tenía una copia. Conforme pasaba las páginas su admiración por "El Cirujano" aumentaba, había escuchado que estaba interno en un centro psiquiátrico, quizás podría visitarlo para conocer más sobre su trabajo. Uno de los asesinatos le llamaron la atención, un muchacho de su edad al que le extirparon el corazón mientras estaba completamente consciente. El Doctor Whitly abrió el pecho de su víctima, cortó cada arteria y aorta y extrajo el órgano para ver como latía con independencia del cuerpo y como las costillas de la víctima se hundían en sangre.

Flug dio un cabeceo. De pronto se sentía cansado. Sus parpados comenzaron a sentirse pesados, no luchó ni lo cuestionó, quizás la adrenalina y el estrés se estaban filtrando y abandonando su cuerpo. Tenía tiempo para una cabezadita antes de llegar a casa.

—Buenas noches, Flug.

La voz lo acunó dulcemente mientras se despertaba en una bruma confusa. Era de noche, estaba demasiado oscuro como para que no hubieran llegado al aeropuerto. La luz de la cabina le permitía ver la imagen borrosa frente a él no se le hizo reconocible, trató de alejarse por instinto pero no logró más que sentir un suave mareo. Trató de mirar por la ventana, seguían en el aire.

—Tranquilo, no vayas tan rápido. — tarareó dulcemente el hombre mientras acariciaba la mejilla de Flug.

Su visión se aclaró al fin. No tenía su bolsa de papel cubriendo su rostro por lo que pudo ver al extraño frente a él. Pudo ver su corto cabello rubio y sus ojos profundos observándolo con anhelo, como la de un amante al despertar, pero cuya sonrisa maniaca rompía la magia. Flug trató de apartarlo, defenderse. Planeó que primero lo empujaría y luego le daría una fuerte descarga con el taser en su bata, pero no ocurrió, las cuerdas en sus brazos y muñecas le mordieron con fuerza. Gimió. Gimió por la sorpresa, el dolor y la frustración. Enfrentó con furia a su captor y puso todo su cerebro en averiguar a quién tenía delante. ¿Era acaso una venganza? ¿A quién le había matado? Quizás fuese un secuestro, ¿sería usado como moneda de cambio? Casi pudo romper a carcajadas. Black hat no cedería, su seguridad era cosa suya. Si no le deparaba la muerte, terminaría juzgado por sus crímenes.