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El doctor Flug continuaba limpiándose la sangre con la camiseta de su víctima. La tela rosa y amarilla era incapaz de absorber toda la sangre que manchaban los guantes del científico. Aunque no era lo único manchado de ese fluido vital, su bolsa, su ropa, el suelo, las paredes... En una mesa rosa se encontraba el cuerpo sin vida de un chico al que todavía se le mantenía la mueca de sufrimiento recorrida por lágrimas y sangre. La causa de la muerte era sin dudas el hueco que antes era su gema la cual ahora descansaba en un cojín elegante con restos de Steven.

Flug se limpió la frente sudorosa sin quitarse la bolsa de papel pese a estar solo. Sujetar al muchacho había sido realmente complicado. Curioso. Pensó que lo complicado sería inutilizar sus poderes sin dañar la gema que portaba. Se alegraba no tener que limpiar aquel desastre carmesí, ahora solo debía avisar a alguien para poder volver a casa. Llevaba un día prácticamente sin dormir.

Un brillo prolongado le sacó de sus pensamientos para contemplar como la gema terminaba ocupando en vientre de una gran mujer rosada y aturdida.

—¿Greg? —preguntó la mujer sentada en el suelo.

—Oh, ha ocurrido antes de lo esperado.

—¿Dónde...dónde estoy?

Poco a poco la mujer reconoció su ropa con pintas rojas que siguió con desconcierto y sin ubicarse todavía. Lo último que recordaba era despedirse de Greg antes de que Steven o Nora ocupara su lugar.

Llegó a la mesa donde estaba el cuerpo de un niño humano reconociéndolo de algún modo. Gritó horrorizada llevándose las manos a la boca y despertando de su limbo. Trató de tocar su carita rogordeta pero con temor de romperlo. Aquello debía ser una pesadilla no podía ser que su pequeño Steven estuviera...

¿Cómo había ocurrido?

Su entorno reconocible y las vistas del exterior... Homeworld estaba en el planeta capital del imperio gema, era más moderno que como lo recordaba pero eso no era lo importante.

—¿Qué ha pasado? —sollozó—¿Por qué? ¿Por qué?

El doctor decidió no intervenir, ese ya no era su problema pero siempre le divertía el sufrimiento de una madre por su hijo sobretodo si ambos eran héroes. Era repugnante como el amor de padres a hijos podía convertir a alguien grande y poderoso en una simple marioneta de sus sentimientos. El amor volvía débiles tanto a héroes como a villanos.

—Mi pequeño...—se lamentaba abrazando el pequeño cuerpo. Ignorando todavía al humano y a la perla blanca cuando ingresó en la estancia, recogió al humano y al cuarzo en una burbuja y se los llevó frente a la mayor de las matriarcas. Que continuaba charlando con Black hat, una conversación entre iguales. Amena y disfrutada por ambos inmortales por igual.

Era curioso. La luz más brillante y la oscuridad más tenebrosa, los polos opuestos que se usan para describir el bien y el mal cuando realmente eran pura maldad encarnada en una mujer de diamante y un hombre con sombrero. La mujer se centró en las tres pequeñas figuras y un pequeño cadáver en brazos de la rosada.

—Ahora veo porque fardas de tan eficiente empleado orgánico. —rió la gran gema para bochorno del villano nada más verles regresar. — Sin duda me fascina la mente tras su maldad...¡Rosa! Ahora estoy contigo.

—¡Monstruo! ¡Eres un monstruo! —gritó Rosa armada de valor con todo el dolor que una madre podría escupir con su niño todavía en brazos, con la impotencia y el odio comiéndola por dentro. Una de las paredes se abrió en forma de diamante dejando ver a Diamante Amarillo y Azul.

—¡¿Dónde está?! —gritó la amarilla.

Black hat rió y se despidió moviendo caballerosamente su fiel sombrero. La gran diamante le acompañó mirándole con complicidad.

Villainous- Brillante estrella fugazDonde viven las historias. Descúbrelo ahora