W: Las aventuras del pequeño Flug

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"Un nuevo ataque a una institución de la ONU por parte de la súper villana Lunática deja una veintena de fallecidos, docenas de heridos y varios desaparecidos"

Con esa noticia comenzó la jornada laboral de Sara. Se encontraba sola en la sala de descanso de los doctores del hospital en el que trabajaba, estaba poniéndose el uniforme mientras escuchaba la radio dar la noticia, aunque realmente no le hacía falta, el ajetreo de los pasillos, los gritos, le dejaban bien claro a la doctora Hart que hoy sería un día duro.

Pese al caos de fuera se mantuvo serena, tenía que hacerlo como le enseñó su madre, ese control y mente fría era la marca de la casa de los Hart, bueno...no solo eso. Se acomodó su pelo corto a lo afro mientras se miraba al espejo, trató de regular los latidos de su corazón a un ritmo calmado.

—Doctora Hart—llamó un enfermero a su espalda— La necesitamos en la unidad 7 de cardiología. Los pacientes del atentado están...están—la mirada del joven enfermero se desvió aterrada hacía la nada, había visto algo que su mente no lograba procesar y expresar con palabras.

—Voy enseguida.—contestó sin más la doctora mientras se colocaba la bata que tanto hacía contraste con su piel morena. Tomó al chico del hombro y le obligó a mirarla. — Sus vidas están en nuestras manos, salvarlas es nuestro trabajo, no tengas miedo.

Se colocó los guantes de látex mientras avanzada con dificultad entre heridos, personal y familiares angustiados. Las ambulancias no paraban de traer más pacientes al colapsado hospital, las camillas y sus goteros se acumulaban en los pasillos. Pronto llegó a su destino, la vista era similar quitando los gritos que se alzaban sobre cualquier otra cosa. Gritos de numerosas voces, incoherencias, suplicas, unos alaridos de lo más profundo del infierno que pese a su caos parecían seguir un ritmo orquestal como directora a Lunática. En todas las televisiones y radios sintonizaban la noticia que dejaba aterrados a los sanos sin embargo, por protocolo, no había nada de aquello en la planta de los afectados. Estaba demostrado que la risa o la voz de Lunática tenía un efecto negativo en sus víctimas, una especie de fuerza violenta los hacía recaer en la locura e ilusiones a las que habían sido expuestos.

Esta no era la primera avalancha de heridos por obra de la villana de las ilusiones. Estaban relativamente familiarizados lo que no significa que estuvieran preparados o curados de necesitar varios días de baja para hacer frente a las secuelas que era tratar con tan especiales pacientes.

Sara podía escuchar perfectamente aquellos gritos que estaba segura que la llevarían a la misma locura si no se andaba con ojo. Era ensordecedor como ponerse bajo las cataratas del Niágara, te arrastra sin retorno a la fuerza mientras estás presa del miedo.

Respiró profundamente y entró en la primera habitación para atender al paciente. Una mujer joven, bien vestida y sin duda hermosa estaba inmovilizada con correas a una cama que se zarandeaba al son de sus espasmos animales. Su ropa manchada de sangre propia y ajena tenía periodos de gritos aterrados como de risa histérica como violentos. Por un segundo sus miradas se cruzaron y Sara pudo jurar ver un rastro de humanidad, de la chica que antes era pidiéndole auxilio. Con ella estaban dos enfermeros que advirtieron de pronto a la doctora Hart.

—Doctora Hart—gritó una enfermera— por fin llega, necesitamos su ayuda, su cuerpo presenta un código 11. Su corazón va a colapsar y no sabemos qué hacer.

—Me hago cargo, id a URGENCIAS necesitan de personal. En esta planta ya hay bastante equipo.

—Pero doctora...—quiso cuestionar el otro enfermero en la sala. No iban a lograr nada con Sara, nadie sabía cómo pero la doctora sola podía hacerse cargo de muchas emergencias en solitario. Salieron de la habitación y cerraron la puerta, ahora a solas la doctora de acercó al paciente.

Villainous- Brillante estrella fugazDonde viven las historias. Descúbrelo ahora