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En el laboratorio del doctor Flug, Belén trata de manipular el material radioactivo en una cabina especial para no acabar como Marie Curie. Debía aislar el elemento para su posterior extracción de pequeñas muestras. Tras varias semanas en la mansión del sombrero negro había aprendido lo duro que era ese trabajo. Flug se tomaba muy a conciencia el trabajo y era un absoluto perfeccionista. ¿Cuántas veces habían vuelto a empezar porque las cosas no estaban del todo a la imagen que deseaba su superior? Seis o siete veces. Lo que debió ser algo "simple" para un genio como Flug, estaba convirtiéndose en un proyecto bastante largo.

Pero eso no desilusionaba a Belén, al contrario, la científica estimaba mucho a su superior por cómo era. Tan listo y aplicado, tan serio y a veces divertido, con cierto malhumor y con cierta torpeza adorable. Se golpeó mentalmente.

—Céntrate en tu misión, tonta. —pensó— Primero el trabajo y luego ya si eso atendemos mis problemas como individuo.

Al otro lado de Belén, sentado en la camilla del laboratorio está Namor con el doctor Flug examinándole el cuello de cerca. Con sus manos en guantes de goma palpaba cuidadosamente las oscuras marcas de las manos de Black hat hace varias semanas. Namor trataba de concentrarse en un punto lejos del científico mientras sentía la bolsa a un milímetro de su piel. El papel áspero le hacía cosquillas en la barbilla y los guantes era un problema más profundo.

No sabía si todas esas atenciones eran para provocarle o incluso humillarle pero lo estaba consiguiendo. Manipulaba su cuello a voluntad, sonriendo complacido por los quejidos de Namor cada vez que le tocaba en una zona más dolorida que otra.

—Aún duele. ¿Se ve muy mal, doctor?

El científico ignoró las palabras del asistente. Comenzó a desabrochar la camisa del menor quien no opuso ni resistencia, asustado y en shock. El científico delineo el torso de su inocente paciente, no era un hombre de gimnasio pero Namor tenía una figura aceptable para Flug, un poco más fuerte y grande que él.

Siguió desabrochando botones hasta que se acabaron.

Tocó un poco el abdomen levemente formado, tocó la uve de sus caderas y pasó las manos por debajo de la camisa para delinear los hombros y poco a poco quitar la prenda para descubrir su espalda. Flug quiso dar la vuelta para comprobar como de bien se vería esa espalda totalmente desnuda pero entonces Namor habló.

—Flug, la herida está en mi cuello. — tartamudeó el chico cuando volvió en sí.

—Quería comprobar que no me ocultabas ninguna herida más. — se excusó. —Black hat suele perder el control de sus poderes más de lo que él podría admitir. Ven a verme cada vez que lo necesites, estoy disponible para ti cuanto quieras.

—De acuerdo. — respondió agradecido pero sin advertir el guiño que le dedicaba el científico.

Flug volvió con el cuello para darle el repaso final y liberar al pobre criado que ya bastante tenía con aguantar a Black hat día y noche.

—No parece que haya ninguna complicación. —dijo el científico— En verdad, está curándose más rápido de lo que esperaba. En una semana o dos estarás como nuevo.

—Gracias, Flug. — agradeció mientras volvía a ponerse la camisa.

—Puedes traernos la merienda cuando puedas, nos vamos a tomar un descanso. ¿Qué opinas, Belén?

—Sería estupendo, señor.

Ambos científicos siguieron con lo suyo como si Namor no estuviera. El joven se retiró para realizar el mandato de Flug, debía pensar algo para agradecerle la ayuda y el cuidado al joven de la bolsa. ¿Quizás unos ricos panqueques? No. Eso es lo que le prepara a menudo. ¿Quizás una infusión o café? No. Podría molestarle con la bolsa. ¿Un batido de chocolate?

Villainous- Brillante estrella fugazDonde viven las historias. Descúbrelo ahora