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Navidad. Oh, blanca navidad.

—¡Ñañañañaña!—se burlaba Demencia al lanzarle a Namor el motor del último hat-bot que había destruido.

Época de amor, recogimiento y perdón.

—¡Atrápala!—gritó Flug saliendo de la enredadera de cables en la que Demencia le había lanzado—¡Atrápala para que pueda mutilarla lo que me quede de vida!

Pasar las fiestas con la familia y los amigos, con quienes quieres.

—¡Demencia regresa! —gritó Namor enfadado hasta que se detuvo a trompicones para advertir a la chica. —¡Cuidado! Delante de ti.

—¿Eing? — No tuvo tiempo de reacción, centró su atención en la tela del chaleco grisáceo de su líder y después su cara impactó contra él, clavándose en su rostro la marca de varios botones.

Aunque ese sentimiento no debe limitarse a la festividad, hay que expresarlo todo el año. En la mansión Black hat no tienen ese problema pues la navidad es una festividad nauseabunda para el señor de la casa, el amor un error o herramienta, y los amigos...¿dios santo puede ser algo más repulsivo para el gran villano? Ah sí, Demencia.

—¡Reptil detestable! ¿Qué haces que no trabajas lo más alejada de mí? Vives aquí para desatar el caos ¡pero con utilidad y fuera de mi casa!

Namor se quedó estático mientras llegaba un muy maltrecho Flug, bien armado y enfadado. Demencia trató de enfrentarse contra lo que fuese que hubiera chocado con ella, cuál fue su sorpresa y regocijo al ver a su amado Blacky. Si pensarlo agarró su mano para depositar un devoto beso.

—¿Crees en la gravedad? ¿Qué tal vez hubiera una razón por la que te tropezaste conmigo de entre toda la gente?

—Sí. La razón es que ibas corriendo como la descerebrada que eres y te chocaste conmigo. Y suéltame la mano.

—Jefecito, lo volvió a hacer, ha vuelto a mearse en el laboratorio.

—¿Y dónde si no lo echo, genio? —la joven se levantó indignada para encarar al científico con un pobre Namor entre medias tratando de no salir herido ni Flug tampoco.

Black hat miró con desdén al trío humano para irse antes de que aquellos banales asuntos mortales le sacaran de quicio. Pero justo cuando menos se esperaba ató con sus sombras a Demencia pegándola al suelo, por un rato estaría fuera de combate.

Flug y Namor se retiraron al pestilente laboratorio. El primero enfadado y el segundo por acompañarlo (y que debía limpiar el desastre.)

—¡Es que me parece increíble! —se quejaba Flug mientras clavaba el bisturí en el cuerpo de un héroe-intruso el cual gritó de dolor al ver su hombro apuñalado. — Ahora tengo que dejarlo todo para encargarme de este indeseable. —volvió a clavar el utensilio en el cautivo.

Namor por su parte siguió fregando el charco de orina, por más productos que le echase, seguía oliendo terrible.

—Demencia no es infalible, es competente...a ratos...—el sirviente miró como Flug se desahogaba con su víctima. No era la primera vez que le veía de ese modo. Le recordaba a Black hat en cierta forma. —Flug, ¿no querías aprovechar al intruso para experimentar?

El científico vio su mano ensangrentada y los múltiples agujeros que decoraban el hombro y antebrazo de su víctima, a su vez tenía pequeños cortes por la imprecisión de sus movimientos.

—Mucha sangre y gritos pero aún no te hice sufrir de verdad, desgraciado. —notó un liquido fresco recorrer su rostro bajo la bolsa, al comprobar que era se sorprendió al ver que estaba sangrando por la nariz. Su enojo aumentó, Demencia se las pagaría.

—Mejor me marcho a trabajar fuera del laboratorio. No quiero molestarte más de lo que ya tienes encima. —dijo Namor al oler neutro el ambiente.

—No, quédate. — murmuró el científico mostrando su propia sangre manchando su mentón y sus manos. Su voz estaba llena de la fatiga que rodeaba al científico esas semanas. Encargos para una dictadora que no sabía cuando decir basta a su necedad en el gobierno, exigentes y patéticos villanos pidiendo productos inútiles y nada fáciles de construir, una Demencia más descentrada de lo habitual que no hacía más que olfatear los alrededores de la casa, y para colmo viejos recuerdos que ahora de pronto le asaltaban, sentía que algo no iba bien. —Me vendrá bien un descanso. Tengo que parar la hemorragia— accionó un botón y el intruso se durmió con el somnífero que le trasladó por via intravenosa.

Namor miró con preocupación la sangre de su hermano, ¿en qué momento Demencia se había acercado lo suficiente como para herirlo?

—¿No quieres que me marche? Tu bolsa...deberás quitártela para curarte lo de la nariz.

—Namor, quédate, es igual. — rogó Flug con menos paciencia. — acerca el agua oxigenada.

El hermano secreto escuchó su orden y la ejecutó con el corazón latiéndole con gran velocidad. ¿Qué planeaba Flug? Tenía que ser un sueño, vaya que sí. Al girarse vio a Flug quitándose la bolsa de papel, revelando su rostro. Namor tuvo que hacer un verdadero esfuerzo para no derrumbarse o soltar el frasco en su mano. Por primera vez veía a Flug de verdad, y quiso llorar de felicidad, quiso abrazarlo con todas sus fuerzas y no soltarlo nunca. Aquellos cabellos rubios como los de su madre, desordenados y suaves de seguro; unos ojos azules como los suyos que lo miraban con extrañeza pero que contenían el mismo océano, y lo más importante, la marca de nacimiento en forma de estrella en su mejilla.

—¿Te encuentras bien? ¿Namor?

—¡Sí!

Flug rió divertido por la cara desencajada del sirviente. Algo peligroso se encendió en su mirada azulada. Se aproximó al sirviente hasta arrinconarlo entre su cuerpo y una de las mesas de trabajo. Namor contuvo la respiración ¿qué pasaba? Empezó a sudar frío.

—¿Te puse nervioso? — preguntó en un susurro erótico depositando un sensual beso en su cuello. Namor tembló para gusto de Flug, pero el más joven no lo hizo precisamente de excitación. Su hermano le acababa de...no no no, ni lo pensaría.

—No, para nada, estoy muy bien, tan solo...tan solo un poco mareado por tanta lejía. —Tosió tratando de apartarse para decir atropelladamente— Debería volver al trabajo, quizás Lord Black hat necesite algo.

—¿Y qué hay de lo que yo necesito? —cuestionó bajando sus manos hasta llegar a su cadera. Con habilidad pudo delinear el torso de su hermano secreto, era realmente tentador dejar de jugar para poseer aquel cuerpo, pero le gustaba demasiado ser un chico travieso—Soy el hijo del Lord de esta casa, también merezco de la atención de un leal sirviente como tú. ¿O vas a decirme que solo te debes a Black hat?

—Debe ser una pesadilla...—pensó Namor. — Una muy cruel y perversa pesadilla.

—No pasa nada por acostarse con el servicio. — volvió a susurrarle— Te tengo muchas ganas, Namor.

—No por favor. — dijo en un susurro inaudible cuando Flug empezaba a rozar los labios de su hermano.

—¡Ayudaaaaaa!

La escena se detuvo con el grito del prisionero pero bastó de ese pequeño momento de distracción para que Namor se escapara de las garras de su hermano mayor. Corrió con todas sus fuerzas hasta el baño más cercano y se aferró al inodoro hasta que devolvió todo el interior de su estómago y dejó su cuerpo tembloroso en el suelo.




Tras mucha espera he vuelto. Voy a poder volver a dedicarme a escribir después de un periodo raruno.

Aunque es un capítulo algo flojo a mi parecer empezamos a ver como Namor se sumerge en el peor de sus temores. El incesto.

Villainous- Brillante estrella fugazDonde viven las historias. Descúbrelo ahora