XIV: el camino del villano

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—Feliz verano.

Esas dos palabras se repitieron como un eco por todo el recinto del instituto. El primer curso del bachillerato había pasado realmente rápido. Los más gamberros aprovechaban para hacer alguna travesura sin consecuencias cercanas, otros aprovechaban para declararse a última hora. Los graduados de un último año bailaban con sus togas y birretes entonando típicos cantos de miseria a los que aún tenían que pasar otro año más allí, y sobre todo cantando la canción "Villano" que caracterizaba a Black hat.

Dentro de estas alegrías y tristezas, de todo ese movimiento, centraremos nuestra atención en dos personas en el edificio residencial. Flug y su compañero Thomas han finalizado una especie de polvo de despedida. Las maletas están hechas y todo listo para marchase cuando les toque, y menos mal, porque no tendrían fuerzas para recoger con la relajación posterior.

Flug logra levantarse de la cama y trata de recordar donde ha dejado su ropa. La mano del deportista le tomó la muñeca, compartieron una sonrisa cómplice y sonrojada.

—Te voy a echar en falta este verano. Quizás podría hablar con mi padre para acompañarle a ver a Black hat en agosto...— su voz estaba tomada aún por el orgasmo reciente.

—¿También vas a contarle que te vuelven loco los hombres?

—Sabes que no puedo hacerlo, me mataría.

Flug se soltó del agarre de Thomas y terminó de ponerse los calzoncillos, moverse era una tortura. El otro chico se incorporó con urgencia.

—Hey, Flug. Escucha. Me gustas, creo que estaría guay que siguiéramos juntos el curso que viene. Quién sabe, podrías hacer las practicas conmigo en la empresa de mi padre, no tenemos tanto dinero ni prestigio como Lord Black hat pero sí somos menos estrictos y letales.

—Thomas, llevamos meses acostándonos en secreto. Cuando salimos de esta habitación cada uno va a lo suyo, incluso fingimos que somos los típicos popular y nerd que han tenido el infortunio de coincidir. Y me parece bien tanto como que tengamos un lío abierto. Pero yo no quiero nada más y si estamos juntos fuera de la escuela podrían descubrirnos o crean que somos pareja.

Thomas se quedó de piedra mirando como Flug terminaba de tomar sus cosas y salir del cuarto con un frío "feliz verano".

Flug por su parte se sentía agobiado. Quería encontrar a su amiga Alice antes de tomar el vuelo a la mansión Black hat. Quizás no debió aceptar la tercera ronda, ahora tendría más tiempo.

—Flug. — la voz de Alice retumbó en su cabeza. Se detuvo en el acto y miró a su alrededor. La muchacha estaba al otro lado del pasillo con una sonrisa.

—Al fin te encuentro. ¿Dónde te habías escondido?

—Eso mismo podría preguntarte yo.— expresó con una sonrisa. Pusieron rumbo al hall del instituto— Como siempre, no diré ni una palabra.

—Como si alguna vez despegases los labios.

—¿Ha ido todo bien?

—Sí, hasta que parece que quería algo más conmigo.

—Oh, Flug. —suspiró de forma dramática—Vives el sueño de todo el instituto y vas y rechazas al chico popular.

El adolescente dio un empujón amistoso a la muchacha sin dejar de reír. Varios estudiantes con los que se cruzaron pensaron extrañados de que se reiría, el único al que escuchaban hablar era a Flug.

Llegaron a la entrada y el coche de Flug estaba listo para llevárselo al aeropuerto. Se despidieron con un abrazo y desearon feliz verano. El sueño en el que había vivido el último año se rompió nada más subir en el coche. Aquella atmosfera que le rodeaba dentro de un coche de la empresa de su jefecito le hizo sentir mal. Sí, había sufrido las primeras semanas por lo ocurrido, por su desobediencia, ¿pero luego? Cuando se vio integrado, reconocido, con libertad para lo que desease, como un adolescente malvado más.

Era cierto, había sufrido limitaciones, había gente que lo acosaba como esa gata azul llamada Nicole o esa extraña sensación de sentirse observado que tenía en ocasiones. También estaba el hecho de que nadie podía verle sin su bolsa, algo que para dormir en habitaciones compartidas o mantener relaciones sexuales podía ser un verdadero grano en el culo.

Suspiró pesadamente trayendo a su mente ese olor tan natural. Quizás su jefecito se había calmado, quizás su excelente rendimiento le hacía entrar en razón. ¿A quien quería engañar? Para el gran villano, su verdad, era la verdad. Realmente Flug se conformaría con una llamada de vez en cuando, y es que en las duras noches de estudio, las épocas estresantes, las dudas o conflictos...echó de menos a su padre, a su jefecito. Echaba de menos colocarse junto a la ventana y ver un holocausto de estrellas fugaces.

—Señor, hemos llegado — le anunció el conductor al instante en que se abría la puerta del coche.

Saludó brevemente al piloto y se sentó en el avión privado. Tenía preparado todo un kit contra el aburrimiento para el trayecto pero nada parecía estimular la mente de nuestro protagonista. El avión comenzó a tomar velocidad y a sentir aquella presión en el estómago cuando tomó altura. Sonrió como un tonto, aquello era nuevo y le gustaba. Se acurrucó en el asiento y cerró los ojos.

—Al menos me deja volver a casa en verano.

Al despertar no sabía qué hora era pero sin duda era de noche. Tampoco podía saber donde estaban, mirar la ventana solo le devolvía la negrura del cielo. No debería faltar demasiado para el aterrizaje. Trató de mirar por donde quedaba el suelo. Se quedó boquiabierto.

Pequeños puntos de luz empezaban a distinguirse sobre lo que imaginaba la tierra. Aquello le despertó curiosidad y después fascinación. Ante sus ojos lo puntos empezaron a hacerse más grandes y a definirse internamente conforme iban perdiendo altura. Las farolas que iluminaban con mayor intensidad las calles le daban un aspecto mágico a las ciudades desde el cielo. Todo un campo lleno de pequeñas galaxias de luces artificiales de las que empezaron a delinear otras más delgadas que representaban las carreteras. La oscuridad de la tierra se vio derrotada por las luces, miles de ellas, conectadas como neuronas por las que viajaban pequeñas luces en movimiento.

Belleza. Volar podía ser una verdadera belleza.

La imagen tan mágica fue perdiendo forma conforme se iba sumergiendo en ese vasto universo, el avión estaba próximo a la pista de aterrizaje, ya veía edificios, personas, pero su rostro mantenía grabada la sonrisa embobada. Oh, había decidido que aprendería a pilotar un avión, no solo a construirlos y a adorarlos, sino a disfrutar de las vistas que le ponían regalar.

Cuando el avión se detuvo, su cuerpo actuó de forma mecánica, con su mente aún rememorando aquellas figuras de fantasía. El gran villano esperaba a Flug en la puerta de la mansión la llegada de su protegido. Su rostro siempre duro se truncó al ver a un Flug lento y de mirada nublada.

—Flug.

—Hola. —Tras el saludo escueto ingresaron en la casa.



Después del intenso capítulo anterior mejor un poco de cotidianidad y drama adolescente no?

Durante este verano tuve la oportunidad de viajar a Londres con mi familia. Aproveché el vuelo para tratar de recabar sensaciones para el futuro, llegando a escribir para varios proyectos, en uno de ellos, un personaje le tiene miedo a volar en avión, el otro es este de aquí. Cuando volvíamos era de medianoche, pude contemplar algo parecido a lo que aquí describo, algo realmente hermoso. 

Muchas gracias por leer. 


Villainous- Brillante estrella fugazDonde viven las historias. Descúbrelo ahora