XI: El camino del villano

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Colocó las camisetas en el cajón con lentitud, desgana y mucha, mucha tristeza. Cabizbajo apenas se había percatado del extenso campus con las mejores instalaciones para estudiar villanía, no había escuchado el discurso de la entusiasta guía, ni las indicaciones sobre sus clases y horarios, ni tampoco se había quedado con el número de la habitación en la que se encontraba. Su habitación. Bueno, suya y de su ausente compañero.

Debía ser que hacía mucho que ese lado del espacioso cuarto no era utilizado, estaba vacío de todo excepto de polvo, sus estantes, sus cajones, armarios, paredes...todo para que Flug lo personalizase a su gusto. Contrastaba bastante con el lado opuesto. Seguramente su compañero era algo así como un chico popular, de algún equipo deportivo a juzgar por los galardones en competiciones del tipo, fotos en grupo de fiestas y celebraciones. Había poco material académico, tan solo revistas de grandes villanos, todos dirigidos a la potencia física.

Pero a nuestro entristecido adolescente le daba igual, le daba igual todo. Su rostro enrojecido y acuoso lo tapaba perfectamente la máscara de bolsa de papel que ahora era la marca de su castigo. Volvió a su maleta sin percatarse de las curiosas miradas que llevaban tiempo observándole en la puerta.

—¿Es él? — susurró una voz no muy convencida.

—Sí, lo vi en directo cuando todo ocurrió. Lo han transferido hoy mismo, debe haber impresionado a Lord Black hat con aquella demostración y le ha concedido su ingreso.

—¿Tú crees? Se le veía tan valiente y temible en aquel puente frente a esa piojosa heroína.

—No me suena su nombre. Que no pertenezca a ninguna familia conocida o no tenga una reputación previa como si hubiese salido de la nada...da mucho miedo.

—Me da miedo acercarme. Le han puesto con Thomas Kingpin, tiene que ser un tipo muy peligroso.

Flug se giró al fin al origen de las voces, de no llevar la bolsa, el grupo arremolinado en su puerta solo verían la imagen de un chavalín patético y del que poder abusar con facilidad y diversión, sin embargo, aquella bolsa permitía darle un aire frío, un semblante aterrador mientras no se escuchase su quebradiza voz.

El grupo se dispersó por completo como si Flug tuviese fuerzas para algo así. No. Él solo quería estar solo y llorar. Su jefecito fue tajante, si tanto quería ser un villano debía estudiar y ganarse por sus propios medios tan título. Lo mandó a aquel internado lejos de su casa, de su entorno, y sin tener a quien acudir en caso de necesitarlo. El ambiente hasta iniciar el bachillerato en casa había sido todavía más tenso que cuando murió Lunática, casi no reconocía a su jefecito. Se sentía tan solo y todo por su propia y estúpida culpa. ¿Por qué había sido tan impulsivo? Entendía ese punto pero ¿Por qué Black hat era incapaz de si quiera felicitarlo? Cardióloga era poderosa y parecía no tener rival. Flug lo había conseguido, ¿Dónde estaba su reconocimiento? ¿Por qué su jefecito lo repudiaba así? Sus pensamientos se dispersaron al escuchar la puerta cerrarse.

—Hey. ¿Qué haces en mi cuarto? — demandó una voz molesta pero muy varonil. Pero la agresividad se vio apagada por desconcierto— Eres...tú.

Flug vio a un joven muy apuesto frente a él. Debía medir casi metro noventa de altura, fornido como un dios griego cuyos músculos eran delineados con vehemencia por el uniforme escolar, un cabello que pese a tener ya algunas sutiles entradas se veía sedoso y castaño, sus ojos oscuros debían arrancar los suspiros de quienes sobrevivían al contemplar a aquel joven y apuesto muchacho.

—O sea que tú eres mi nuevo compañero de habitación, vaya lata. Ahora no podré traer a los chicos aquí. —le miró de medio lado— ¿O sí? ¿Verdad que no te importa, campeón? Fue increíble lo que hiciste en aquel puente, tu solito si genial pero ahora no la fastidies, no me fastidies, cerebrito.

Villainous- Brillante estrella fugazDonde viven las historias. Descúbrelo ahora