27

264 54 45
                                    

—Suplico, Lord Black hat.—la voz de Diamond Surfer al otro lado del teléfono no paraba de irritar al villano. No solo era su voz, sino toda aquello conversación. Un minuto más y rompería su escritorio para luego hacérselo tragar astilla a astilla.

—No, no y mil veces no, Surfer.

—¿Qué no vivió demasiado? Nunca nadie prosperó tanto a tu lado. Quisiere contemplar a ese diamante joven y brillante que tienes...—siseó.

—¡Flug trabaja para mí! ¿Entendiste, avaricioso de cuarta? Tiene un contrato que le une a mí para siempre. ¿Fui claro?

—En exceso, mi Lord.

—Si vuelves a insinuar arrebatarme a mi científico o me entero que has hablado con él...te sacaré cada uno de tus órganos como te arranqué los ojos.— colgó con fuerza haciendo que el teléfono se torciera una pata, aquello no le impidió salir corriendo de su amo.

Black hat trató de calmarse, estaba hasta las narices que no tenía de villanos subnormales tratando de arrebatarle a su único científico útil. Algunos eran un poco más avispados y le ofrecían el trabajo al propio Flug para ser correctamente rechazados, pero los que se atrevían a molestarle a él, al Lord de la maldad...no tenían perdón ni neuronas en sus secos cerebros de chorlito.

Lanzó un jarrón al piso, tomó aire y sonrió sintiéndose mejor. Nunca pensó decir algo así, pero Demencia tenía razón, tirar objetos de forma irracional y escucharlos romperse era un placer en ocasiones.

—Hola, Hatty. —hablando de la reina de Roma. La loca cayó del techo sobre los trozos de jarrón roto y lamiendo el que había tocado el villano.

—¡¿Cuánto llevas aquí?!

—Lo suficiente, mi tontito. Como buena esposa debo estar pendiente de ti 23/7. —se levantó hasta llegar al sillón y balancearse sobre uno de sus brazos—¿Necesitas algo? ¿Tienes gases? ¿Me los puedo comer? ¿Los puedo prender fuego? ¿A qué huele el olor a olor? ¿Tienes frío? Abrígate.

Demencia enroscó su larga y densa melena verde alrededor de Black hat aprovechando para ponerse sobre sus rodillas y reposar su cabeza en lo que debía ser su hombro feliz de sentirse amada. Agarró la corbata del villano y tiró de ella para obligar a su superior a besarla pero por el contrario ella recibió una descarga eléctrica nada más apretar la prenda.

Aprovechando el momento, Black hat quemó la larga cabellera de la chica hasta que el fuego golpeó su nuca. La joven perdió el equilibrio haciéndose bolita en el suelo. Su pelo volvería a crecer como la cola de una iguana en poco tiempo pero la sensación de ausencia le provocaba pavor. Se sentía desprotegida y atacada como cuando Flug le ponía camisas de fuerza en las primeras semanas en aquella mansión. Salió corriendo a esconderse en algún rincón oscuro de la casa, donde fuera pero que nadie la viera que nadie le recordara que su verde cabellera se había convertido en cenizas.

El villano parecía alimentarse de aquella desesperación que encadenaba a Demencia en la más profunda locura. Se había librado de aquella piojosa y ahora no tenía nada que hacer pero mucho más relajado. Pronto esa paz se esfumó. Su mascota le había fallado, una de las principales tareas de Namor es mantener a raya a Demencia y le había fallado, tampoco había aparecido en el último momento como en otras ocasiones.

—¿Dónde puede andar ese miserable perro? —gruñó saliendo de su despacho. Oh tenía una firme sospecha de donde podía merodear Namor, si le encontraba de nuevo con Flug, lo mataba en el acto para torturar su alma inmortal hasta el fin de los eones.

Se convirtió en sombras para llegar antes a su destino volviendo a su forma normal cuando atravesó el umbral del laboratorio. El villano de mayor rango no dio importancia al susto que se llevó Belén tirando una caja con documentos importantes al suelo, o como 5.0.5. se escondía de mala forma tras una de las camillas de operaciones, tan solo tenía ojos para Flug. Su pupilo estaba revisando sobre una mesa varias cajas con sus proyectos.

—Flug, ¿Dónde está Namor?—a la pregunta le acompañó una transformación grotesca que hizo temblar a los cuatro presentes, sí cuatro, Flug, 5.0.5. Belén y un Namor que salía de debajo de la mesa donde estaba Flug con una libreta. Ahí fue cuando Black hat observó el laboratorio, desordenado, caótico, todo lleno de papeles y planos de todas las disciplinas, hasta estaba el informe del segundo asesinato de Flug, pero eso no es de tu incumbencia por ahora, lector— ¿Se puede saber que es este desorden?

Los cuatro temblorosos parecían estar organizados en la búsqueda de algo que se resistía a ser hallado.

—Estoy buscando unos planos, jefecito. —explicó Flug, el menos temeroso por el poder de Black hat— Te he cogido prestado a Namor porque Belén y yo no damos abasto.

—¿Qué clase de planos?—su mirada se volvió afilada para ambos asistentes quienes apartaron la mirada. Sin apartar la vista de sus dos sospechosos, le dijo a Flug—¿Algo importante? ¿Algo confidencial?

Flug se encogió de hombros y expresó cansancio en un rostro tapado. Dejó caer sobre el escritorio aquello que le tendió Namor. Se encontraba frustrado, era un desastre, debía empezar a asumir que tenía un problema con el desorden.

—Solo unos planos de unos productos que tuve que apartar por falta de tiempo. Los dejé guardados y ya no sé donde están...

—¿Y por qué te urgen ahora?

—Porque tenía tiempo libre y quería avanzar esos productos...pero estamos perdiendo todo buscando esos dichosos planos.

La voz de Flug desilusionada hizo que brotara en Black hat mucha molestia. Quizás se estaba adelantando, pero su intuición le decía que aquello no era culpa de su protegido, uno de esos dos desgraciados estaba robándole, pero tenía que ser cuidadoso, descubrir quién era y que sabía, sacarle la información, exprimirle para luego exprimirles físicamente.

Debía ser discreto.

—¿Quién de vosotros, ratas infectas, se encarga de ordenar el laboratorio? —golpeó el suelo con uno de sus pies agrietando el piso, como una amenaza de lo que les esperaba—¿Quién es el responsable de que mi científico estrella pierda el tiempo en arreglar vuestras meteduras de pata?

—Los dos...jefecito. —respondió el único con bastante autoridad en la mansión— A veces es Belén y otras Namor. Yo también ordeno el laboratorio por costumbre.

Flug trató de calmar el ambiente y también hacer reaccionar a sus subordinados. Cuando se aseguró de que su padre no miraba, azotó a Namor en el trasero haciéndolo saltar en el sitio conteniendo un grito a duras penas. El sirviente se puso rojo mientras que el embolsado dejó escapar una risilla picara, tenía muchas ganas de avanzar con el chico hasta tenerlo en la cama.

—¡Namor! ¡Belén!—gritó Black hat ajeno a todo— Encontraréis esos planos o Flug os arrancará la piel para usarla de papel.

El doctor y el ensombrerado sonrieron con malicia y diversión, era una idea estupenda y las expresiones de los afectados un deleite.

—No hará falta, jefecito. Aparecerán.—dijo Flug pero antes que calmar los ánimos o contradecir al gran villano solo hizo que ambos asistentes se mirarán.

Ambos habían robado a la organización, un movimiento en falso, cualquier mínimo indicio que les delatara y estarían muertos. Nunca habían sentido tan cerca el ser descubierto, cada uno por su lado pero con el mismo problema y una misma solución apareció en sus mentes.



Hasta aquí.

Mañana el capítulo R. Me siento orgullosa, estoy cumpliendo la agenda. 

Edit: Precaución con el capítulo siguiente.


Villainous- Brillante estrella fugazDonde viven las historias. Descúbrelo ahora