Capítulo 3

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¿Leyó mi mente? De verdad lo hizo. ¡Leyó mi mente!

¿Para que quiere secretaria si saca copias por si mismo?

Esa pregunta quedo en mi cabeza. Llegue hasta mi escritorio y mi jefa me llamo para que fuera a su oficina, tomé mi cuadernillo y mi lápiz.

-¡Dime que aceptaste! -me dijo apenas cerré la puerta.

-¿Aceptar... qué?

-El puesto, estoy segura que...

-¿Qué sabe usted de esto?

-Como te dije antes, me solicito todas las secretarias

-¿Tenía fotografías?

-Los VITAE los traen

-¿Le mostró mi VITAE?

-El de todas, ¿Por qué?

-Por nada. -¡Mierda! Si leyó mi VITAE, me vio... ¡Me vio con anteojos! A eso se refería de que soy diferente a las demás ¿A eso era?

-Como sabrás, actualizamos los datos cada tres meses. -dijo mientras revisaba una hoja.

Hace tres meses usaba anteojos, genial.

-Me dio hasta la tarde para decir si o no. Solo que no me dejo claro algo. Si me niego, no sé si continuo aquí -solté mientras hacía un circulo en mi cuadernillo.

-¡¿Te negarás?! ¿Te negaste al gerente?

-Creo que es joven para ser gerente.

-¡Es un niño! -Oh no, veo la maldad en sus ojos, esa sonrisa la conozco... ¡Se lo quiere follar!

-¿Usted no sabe nada de él? Dijo que hasta tenía su contrato.

-Lo tengo. Pero olvide que lo tenía, un hombre chino no encajaba, pensé que era alguien de informática o comercio exterior.

-Es coreano. -lo dije y recordé el momento del ascensor.

-Yo que tú acepto Antonia, un momento así no se repite dos veces. Me sorprende que no te haya echado cuando te negaste

-También me lo dije. Aunque es un poco raro. Un rato esta bien al rato no, un rato sonríe y al otro esta serio

-¿Qué vas hacer? Revise tu contrato y el sueldo es un dineral y te servirá durante estos dos meses; podrás guardar un poco y lo dejas para cuando quieras independizarte con tu profesión. Sería lindo comenzar con una boutique y confeccionar tus propios diseños.

¡Persuasión! Me acata en mi punto débil.

-Lo pensaré, como él me lo pidió.

-Me dijo que dejara tu contrato listo y el otro, llamo y quiere releerlo.

-¿Releerlo?

-Bueno. Cambiando de tema. Tráeme un café.

Genial ella solo quería chismear lo que me paso. Caminé, caminé y caminé por el pasillo de la cafetería hasta que lo vi al fondo del salón, estaba hablando por su celular y no estaba muy contento. Me acerqué un poco y cuando me vio su entrecejo arrugado desapareció. Cambio de expresión.

-Tengo algo, adiós -colgó, cuando cruzamos miradas sonrió con sus ojos -¿Desea acompañarme? -esa voz tan suave, creo que me gusta oírla.

-No quiero incomodarlo Sr. Kwon

-Ji... dime Ji -pase saliva, no sé porque vi sus labios, oh pero ¡que hermosos!

-No puedo Sr. Kwon, estamos en la oficina

Ganas de tí Donde viven las historias. Descúbrelo ahora