Ganas de tí.. ahora y más - Capitulo 8

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La cara de preocupación que tenía Ji era sorprendente. Nunca antes lo había visto de esta manera.

-Esto se debe arreglar ahora. ¿Por qué mierda no me avisaste que venías a Ort? -¡Idiota!

-Sr. Kwon, le mande diez mensajes de texto, aparte de las veinte llamadas que por cierto no respondió y además me di el tiempo y la molestia de enviarle un puto mail avisándole lo que pasaba. Así que no me diga que no le avise. –respiro profundamente y la cara de preocupación se desvaneció.

-No. Recibí. Nada. De. Ti. 

-Siempre. Recibes. Todo. De. Mi.

-Mira mi teléfono, no tengo nada.

-Mira el mío, lo tengo todo. –leyó uno a uno los mensajes y el mail. Se veía muy concentrado… y… muy sexy. ¡No Antonia! Es algo laboral lo que están hablando. -¿Y bien?

-Es extraño. Lo hora de cuando me enviaste todo era cuando estaba en la oficina y yo le pase el teléfono a… -no me digas. –Le pase el teléfono a Kate para que lo cargara.

-¡¿Qué?! Nunca pasas el teléfono, siquiera a mí ¿Por qué se lo pasaste a ella? ¡Eres un idiota Kwon! –me vio y sonrió. -¿Qué es gracioso?

-Te extrañé. –y me dio una de sus sonrisas. ¿Por qué me siento culpable?

-Mira Ji, tenemos que hablar. Sobre nosotros y sobre lo que paso ahora. ¿Cómo es posible que yo no sabía nada sobre la orden de telas? Me lo puedes explicar.

Me miro, me miro y me miro… -No quería que hablaras con Hoffmann, me sentía celoso de tan solo pensarlo.

-No me dijiste y termine por hablar con él. Si se trata de algo laboral debes decírmelo, soy tu asistente, por eso me pagas y por ende debo saber cada uno de tus negocios, necesito saberlo para que no vuelva a pasar esto, ¿Entendido? –asintió como un niño pequeño. –Debes confiar en mí. –remate.

-Confió en ti.

-No lo suficiente. Ya ves lo que paso y con respecto a Kate… ella se negó a darte mi llamada. –me miro serio. –La llame a ella también y no me aviso de nada. y oye… el mail que le ordenaste que redactara no fue para nada de mi gusto. –me quedo viendo sorprendido.

-No le ordene que redactara un mail. Solo le comente que tu asistencia seria igual a la de ayer, que se preocupara ella por todo. ¿Qué fue lo que te envió? –no suelo ser mala, pero esto me llevo más allá de mis casillas. –Deberé tomar medidas con esto, no solo fue personal, si no que también laboral. Le he dicho que si se trata de ti, ya sea vía mail o telefónico que me lo haga saber de inmediato. –obviamente el mail de Kate lo dejo sorprendido. ¡Adiós Kate! –Ahora, ¿Te llevo a casa?

-¿Qué? ¿No vamos a ---…?

-¿Has comido algo? –negué. -¿Puedo invitarte algo? –asentí. Sonrió. –Bien será algo original y fuera de lo común. 


Suspire y me deje ir por un momento. Estar al lado de Ji realmente me relajaba. He estado muy tensa los últimos dos días.

-¿De qué quieres el tuyo? –preguntó Ji muy emocionado.

-Solo mayonesa.

-¿Solo eso? –Asentí y sonreí. –Dos hotdog, uno simple y otro con todo.

-Si señor. –el inglés de Ji es realmente exquisito. Habla poco español y me gusta espiarlo cuando habla en hangul. 


Nunca pensé que este tan “original y fuera de lo común” de Kwon Ji Yong fuera nada más y nada menos que comer hotdog y recorrer el parque que queda a la misma distancia de su departamento y nuestro apartamento con Vero. Este hombre si que me sorprende.

-¿Así que te gusta comer hotdog?

-No mucho. Siempre quise hacerlo. Caminar relajado sin que nadie te moleste mientras observas a la demás gente caminar. Es como una terapia. Eso me recomendaron.

-¿Quién te lo recomendó?

-Un psico---- alguien. –ahora recuerdo la llamada de Seungri. Cuando revise mis llamadas recibidas no había ninguna de él. Prácticamente, soñé que hablaba con él. Aun no sé como paso y como mi sueño me llevo hasta allí

-¿Has hablado con Seungri?

-Últimamente si. También he hablado con Seung Hyun.

-Seung… Hyun ¿Uno d tus amigos?

-Si Antonia. Antes de decir todo, yo quería agradecerte sobre lo que hiciste hoy. Francamente tuviste mucho coraje al enfrentarte a Hoffmann, él cuando se enoja prácticamente es peor que yo y tuviste valentía al desobedecerme una vez más. –se detuvo un segundo y prosiguió. –Honestamente a mí me ha costado mucho aprender sobre este negocio. La empresa que dirijo es aun difícil para mí y tú manejaste todo con una facilidad increíble. Realmente no sé como conseguiste la orden. Yo dije que solo el apellido Kwon puede hacerlo. Y tú lo has hecho como si nada.

Aquello que me dijo Ji me dejo sorprendida y mis mejillas ardían demasiado. -De hecho hice una trampita y quiero que lo sepas por mí. –me vio inquieto. –Firme como Antonia Kwon. Ellos me habían advertido de eso y yo los amenace un rato.

-¿Qué hiciste?

-Dije que mi esposo estaría jodidamente enojado si sus trabajadores no le permiten hacer a su mujer una venta correspondiente. –abrió sus ojos por la sorpresa. –Frente a ellos soy la Sra. Kwon –abrió la boca y me vio ultra-mega-hiper sorprendido.

-¿Hiciste que?

-Lo que escuchaste.

-¿Cómo es que se convencieron?

-Le mostré tu anillo, el que me regalaste.

-Me sorprendes.

-Perdóname.

-Perdonada.

-¿No te enojas porque engañé a los demás?

-No.

-¿Por qué?

-Tarde o temprano serás la Sra. Kwon. –me dejo allí, con ojos y boca abierta. Aun no comenzamos hablar de “nosotros” y ya me habla de ser señora. ¡Dios! Ayúdame con su ánimo.

-Ahora estas convencido de que ningún hombre podrá hacerme algo, puedo con ellos. Ya te lo había dicho antes, -lo mire. –Si puedo contigo, podré con ellos.

-No pudiste conmigo Antonia. –lo mire esperando a lo que iba a decir. –Me dejaste. No sabes lo mucho que sufrí. –un momento. La víctima aquí soy yo, no él. Pero… ¿Por qué me siento tan culpable?

-Prometo no volver a dejarte.

-No prometas algo que no cumplirás.

-¡No me jodas! –grité, y toda la gente nos vio. –Prometiste que no me lastimarías, ¡Y que fue lo que paso!

-Eso fue diferente.

-¿Diferente? Me lastimaste Ji Yong.

-¿Estas bien? -¡Maldición! ¿Cómo logra cambiar de ánimo? No quiero pensar en mi… sueño.

-Si.

-Te llevaré a casa.

-Quiero hablar contigo. Ya estamos aquí así que es mejor aclarar todo de una vez. –fui tan seria y dura que su expresión me dolió. Mi niño ya no sonríe ¡Por favor sonríe!

-¿Se acabo? Todo… esto… ¿Se… termino?

-No Ji Yong. No se acabo. No te dejaré nunca más. ¿Entendido? Así que tendrás que aguantarme siempre o hasta que te canses de mí.

Sonrió. Se iluminó mi tarde. Se iluminó mi rostro. Se iluminó mi vida. –Nunca me cansaré de ti Antonia. Nunca. –me atrajo hacía él y me beso. Fue exquisito su beso. Lleno de amor y de pasión. ¡Mi dios! Quiero más. –Vamos a casa, nena. -¡Oh si! Eso quería escuchar.

-Cuando lleguemos a la villa allí no te podrás escapar de todo lo que tendré para ti.

-¿Qué? –me miro sorprendido.

-Claro, no serán azotes ni nada de lo que crees. Si no que hablaremos, ¿De acuerdo?

-De acuerdo. Pero antes ¿Puedo disculparme a mi modo?

-¿Disculparte… -lo mire. –En qué sentido?

-Por favor. Solo disculparme en la única manera que sé.

-Si es en ese sentido. Ji creo que hay otras maneras. Podemos ir paso a paso.

-No es lo que piensas. Solo quiero disculparme y mientras lo hago tú podrás hacerme lo que quieras.

-Mas bien vamos hablar. De verdad.

-¿Es algo serio?

-Tengo unos cuantos puntos que decirte.

-Bien. Iremos al departamento, no quiero ir a la villa.

-¿Por qué?

-Me trae malos recuerdos Antonia. Quizá la venda.

-¿Qué? Claro que no Ji. Las dificultades se arreglan de a dos. Aquella vez ninguno estaba consciente. –yo si. –Por eso, paso lo que paso.

-Aun así me trae malo recuerdos.

-¿Y los buenos recuerdos? ¿Qué harás con ellos? Yo lo decoré, son mis buenos recuerdos. –solo me vio y sonrió, me acerco más a él y me abrazo.

-Me volví realmente loco después de que te fuiste. Destruí parte de mi despacho. Es un desastre. Nunca más volveré hacer lo que hice contigo allí. Si lo hago, yo te dejaré ir para siempre.

-Tendrás que alejarme a la fuerza. Porque yo, no te dejaré nunca. –me abrazo más y comenzó acariciar mi espalda. Sentía como su pecho subía y bajaba por su respiración y su corazón latía a mil por hora.

-¿Sabes? Hay algo que puedes hacer para que no pueda dejarte ir y para que tú no me dejes. –oh si, lo sé…

-Ni lo pienses. –rió.

-¿Por qué? Ya todos saben que eres la Sra. Kwon

-No seas mentiroso. –tomo mis hombros y quedamos viéndonos a los ojos.

-No fui yo quien lo dijo. 


Claro que no, pero aun no estoy preparada para casarme. Aun no monto mi empresa. El matrimonio es lo más lejano que tengo en mis planes… Ojala no se le ocurra la idea de “hijos”. Eso definitivamente no esta en mi lista de planes. No todavía.

-Estas de un humor de mierda Antonia.

-Querido. Estoy menstruando. Estoy en mis días. Llegó mi período. Mis días rojo. Llegó Andrés… ¿Cómo te explico que duele? ¿Quieres que te golpee en donde sabes para que veas lo que se siente?

-Que vulgar.

-¿Quieres la patada?

-Quiero hijos a futuro. Necesito herederos para que me enoje sin que tú seas la culpable.

-Estas demente. No quiero hijos.

-Ni yo, aunque no dije que quiero hijos contigo. –arquee una ceja. Desde aquellos polvos rosa se ha vuelto muy gracioso últimamente.


Han pasado tres días de la reconciliación. Kate fue despedida automáticamente. Admitió que había borrado los mensajes y el mail, además de las llamadas que le deje a Ji ese día. Él se enfureció y más cuando Kate gritó que yo era una chupa bolas. Un término que no va conmigo y que para nada yo he hecho. ¿Cómo se pondrá Ji cuando lo practique?

-Quiero que reclutes a una nueva secretaria Antonia.

-¿Disculpa?

-Ya escuchaste.

-Pero…

-Nada de pero. Además quiero que conozcas a la maestra Jung. –fruncí el entrecejo. –Ella te enseñará el hangul y todo lo que sea necesario que aprendas. Recuerda que te vas conmigo a Seúl y no todos hablan inglés.

-Pensé que estarías conmigo.

-Allá también tengo una empresa. Debo manejarla también.

-¿Seré tu asistente allá?

-Dijiste que no trabajarías para mí.

-Cierto. ¿Cuándo la veré?

-Hoy en la noche. ¿Ya estas mejor?

-No. Tomaré una ducha, algo caliente y luego a la cama. Estoy muy cansada. Me despiertas cuando llegue la maestra.

-Esta bien. Descansa.


Debo admitir que todo esto me da miedo. Desde hace tres días que Ji ha tomado distancia conmigo y ha respetado mis decisiones, eso es bueno pero. Tengo miedo. Tengo miedo de que la distancia sea larga y pueda estar sin mí. 

---Flash Back---

-¿Quieres comer algo?

-Quiero hablar contigo. Ya comí. El hotdog me dejo satisfecha.

-¿Qué quieres hablar?

-Quiero conocerte Ji Yong. Quiero que tomes distancia y por favor respeta mis decisiones. También no quiero que me ocultes nada. la base principal de una relación es la confianza.

-Creí que era amor.

-También, pero la confianza es la principal junto con honestidad y fidelidad, ambas son partes de ello.

-¿Quieres confianza, honestidad y fidelidad? ¿Qué hay del amor?

-Ya hay amor Ji Yong, crece día a día. Las otras tres lo iremos incorporando paso a paso. ¿Quieres incorporar algo más?

-¿Sinceridad? –me miro como lo hace un niño. Sonreí. ¡Dios! Que tierno se ve. Me dio curiosidad algo.

-Ji. Tus has tenido experiencia en esto. ¿Por qué pareces un naufrago en esto?

-¿Lo parezco?

-Si, ¿Podrías hablarme de ello? Quiero que confíes en mí. –tomo aire y suspiro. Se veía tenso, pero volvió a respirar para poder hablar.

-Lo mío fue y solo es sexo Antonia. Te había dicho que me había enamorado tres veces. Pero esas veces no fueron como yo quería.

-Me has dicho te amo Ji Yong, no es solo sexo. ¿Cómo querías que fuera?

-Honestidad. Fidelidad. Sinceridad y amor.

-¿Y la confianza?

-Nunca hubo.

-¿Quieres contarme más?

-Paso a paso Antonia. –sonreí.

-Pero yo quiero saber. Sino, tendré dudas. ¿Puedes? –puso los ojos en blanco. -¿Me pones los ojos en blanco? Sabes como me pone cuando haces eso.

-Si. –se sentó en el sillón y me halo hacía él. –Quiero que pongas tu cabeza en mis piernas. Voy a contarte una historia.

-Puedo escucharte de aquí.

-Quiero confianza. –me miro con toda honestidad. Apoye mi cabeza en sus piernas y comenzó acariciar mi cabello. –Había una vez un niño muy pequeño que soñaba con ser artista. Un día su madre lo llevo a muchos casting para que el niño quedara en alguno. Los productores vieron a ese niño y quedaron encantados con él. Fue un niño con mucha suerte, pero vivió muy rápido. No vivió la etapa de su niñez como cualquier otro niño a su edad. En vez de eso él tenía que saber cantar y bailar en vez de ensuciarse, correr y jugar. La madre de ese niño lo llevaba a ballet para que desarrollara dotes de bailarín. Allí habían muchos niños y niñas como aquel. Incluso había una profesora muy bella para sus ojos. –a medida que me iba acariciando, yo me relajaba cuando escuchaba su voz. –Ese niño se enamoro de su profesora. Era el mejor solo para agradarle a ella. Cada clase aquella profesora lo miraba con otros ojos. –me tensé. -¿Qué crees que pudo haber pasado?

-¿Pedofilia? –sonrió. 

-No Antonia. Ella vio en ese niño talento, un talento único. Hablo con la madre de este niño y le dijo que lo llevara a un programa donde reclutan a otros con el mismo talento. Fue una carga más para ese niño ya que tenía que competir con otros niños del mismo rango que él. Este niño siempre fue el mejor. No hubo nadie mejor que lo igualara, fue un logro y una felicidad para sus padre, pero ¿Qué pasa cuando un niño se aburre de lo mismo? –me iba quedando dormida, sus caricias eran realmente suaves. –Pasa que solo quieres jugar y divertirte con los otros niños sin talento y normales.

-Ji, todos los niños tienen talento, aunque sea algo mínimo, todos lo tienen.

-Eso no era lo pensaba él creció con esa mentalidad. Este niño creció y descubrió que había algo que le gustaba mucho. A los trece años escribió su primera canción y allí pensó y se dijo a sí mismo que quería ser un artista completo. Un cantante. Ya no tan solo su madre lo llevaba a casting, si no que él también buscaba. 

-¿Qué ocurrió después?

-Entro a una empresa, pero en ella no lo vieron con talento, le dieron el trabajo sucio. Así que se aburrió y se fue a otra donde vieron lo talentoso que era.

-¿Cómo le fue en esa?

-No lo dejaron ir. Reclutaron a otros más junto con este niño para que fueran un grupo. Allí se les llamaba novatos o traine. 

-¿Otros iguales a este niño?

-si, otros iguales de bueno que este niño. Pero a este niño no le gustaban las competencias. Él siempre quería ser el único.

-¿Por qué?

-Siempre lo fue. Siempre fue único y el mejor. En todo y no soportaba la idea de que otros fueran como él. Pero hubo algo que los demás le enseñaron. 

-¿Lo golpearon? –ambos sonreímos.

-Compañerismo y hermandad. Todos son únicos y buenos en algo. Eso aprendió ese niño estando allí, compartiendo con los demás traine. No siempre serás el único, si no que habrá otros mejores que tú. Pero sigues siendo especial y con talento único.

-Que bueno que aprendió eso.

-Pero aun así le gusta ser único.

-¿Y que paso después?

-Tú sabes la otra historia.

-¿Es tú historia? –dije sorprendida.

-Estoy seguro que ya lo sabías.

-Si, lo supe cuando dijiste que querías jugar y divertirte con otros niños normales y sin talento.

-Quiero ser único Antonia. ¿Puedo serlo para ti?

-Siempre lo has sido desde el principio.

-¿Lo he sido? –me cabrea. –Quiero seguir siéndolo.

-¿Yo he sido única para ti?

-Desde que te conocí. Has sido única y diferente.

-¿Vas hablarme de tus tres amores?

-Paso a paso Antonia. Paso a paso.

---Fin Flash Back---

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