Capítulo 5

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-Sr. Kwon no tengo hambre aun. Además tengo que pasar estos escritos a la computadora

-Ve que se niega. Intentaré controlarme.

-¿Controlarse? Sr. usted me ha dicho que no se relaciona con sus secretarias. Desde ayer no me deja respirar. Quiso ir a dejarme a la universidad. Me invito a cenar. Me llevo a casa. Esta mañana me hizo una escena de celos, claro, si se puede decir así. Y ahora quiere llevarme almorzar. Déjeme decirle que no tengo deseos de tener algo íntimo con usted Sr. Kwon. Respéteme y la respetaré. Solo soy su secretaria.

Me miro, me miro y me miro. Sus ojos sacaban chispas.

-Solo intentaba ser atento y amable con usted Srta. Martins. Disculpe si le molesto. Cuando regrese quiero las páginas que le di. -volteo y se fue. Volví a ser la Srta. Martins y no Antonia. Que bueno que hable, si no que cosas me hubiera hecho.

Una hora después llego. Siquiera me miro. Entro y dejo la puerta abierta. Me levante y le lleve las páginas registradas. Como toda profesional le deje la carpeta en su escritorio.

-¿Qué es esto?

-Las páginas que me pidió que registrara. Están impresos y timbrados como lo pidió.

-No le dije que me lo pasara.

-¿Qué? Usted dijo.

-Yo dije que cuando regresara quería las páginas. No que usted me los pasara. Cuando llegue debe estar todo en mi escritorio. Todo lo que le pido antes de salir. Por ahora se lo perdono. Tráigame un café con tres de azúcar, una bebida energética, unas galletas de chocolate. Los últimos archivos y comuníqueme con el Sr. de finanzas.

-Si Sr.

-Ah, y necesito que me comunique con Mina. Aquí tiene la agenda con todos mis contactos. Programe una cita para esta noche con ella. Hable al hotel donde me hospedo y reserve una mesa a mi nombre. Encargue por favor el mejor vino.

-Si Sr. -me quede inmóvil para recibir más información me miro y soltó.

-No se quede ahí, muévase.

¡Ah vuelto! Todos escóndanse de IceKwon. Viene de Seúl para congelar G-Sex. ¡Todos corran! Reí un poco y me miro.

-¿Qué es tan gracioso?

-Nada, ya regreso. -fui directamente a la cafetería. Pedí el café, las galletas y la bebida. ¡Moría de hambre! Por su culpa no había almorzado. Me quede escribiendo las hojas que me pidió. El olor a comida que había por todos lados me abría aun más el apetito.

Cuando entré estaba hablando por teléfono. Su ceño estaba fruncido. Me vio y se relajo un poco. Deje lo que me pidió y salí.

Me comunique con finanzas y conecte la llamada. Luego hable con una tal Mina. Muy contenta acepto cuando le dije que el Sr. Kwon quería cenar con ella. Luego con el hotel. Y termine echándome en la silla en vez de sentarme.

¡Que tonta! Fui a la cafetería y no me traje nada.

-Antonia, venga por favor. -su voz me asusto cuando lo escuche por el citófono.

¡IceKwon!... ¡Me congelará de nuevo!

-La veo cansada Srta. Martins ¿Almorzó?

-Si Sr.

-Bien. Quiero darle una pequeña charla. -asentí. Comencé a observarlo y abrió el paquete de su galleta. Iba comiendo una a una. Escuchaba como crujía la galleta. Mi estomago poco a poco se sentía vació. Se me hacia agua la boca. Comía con mucho entusiasmo. Humedecía mis labios por momentos. Pasaba saliva cuando él no me veía. Oh dios, tengo hambre.

Ganas de tí Donde viven las historias. Descúbrelo ahora