Capítulo 8

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Mierda.

Esos ojos.

No los había visto antes.

-¿D-donde estoy? -no sabia como reaccionar. Conocer su lado torturador me hacía estremecer.

Su mirada era... no sé. Un cazador. Me sentía presa de su mirada. De sus ojos. Una presa de él.

-Estas en el hotel donde me hospedo. En la suite. En la única habitación de esta suite. En una cama. En mi cama.

-¿Y como llegue aquí?

-Me llamaste anoche. Antonia. Te encontré en un estado deplorable. No te lo perdonaré. Si no hubiera llegado quizá donde y con quien estarías ahora. -su mirada no cambiaba. Mantenía su postura. Sentado. Apoyado en el sillón. Con su codo en el brazo del sillón. Con su mano en su mentón. ¿En qué me metí? -¿Cuántos tragos bebiste?

-No lo recuerdo.

-¿Con quién estabas?

-Con Vero y Mike.

-¿Mike? -arqueo una ceja. -¿Quién es Mike?

-Es... solo un amigo de... la... universidad.

-¿Solo amigo?

-Solo amigo. Sr. Kwon---

-Ji Yong. No soy tu jefe los fines de semana. Estas en mi cama y me tratas de Señor.

-¿Dónde dormiste?

-Es obvio que no dormí en ningún sillón. -alce la vista y nuestras miradas se encontraron. ¿Durmió conmigo?

Me mire y estaba con una camisa. No quiero imaginar que paso.

-sería incapaz de tocarte Antonia. Y menos estando en ese estado.

-¿Cómo es que tengo esta camisa? ¿Dormiste conmigo?

-No te iba a dejar con la ropa sucia. Tampoco iba a dejarte semi desnuda en mi cama. Sería mucha tentación para mí. No te he tocado.

-¿Dormiste conmigo?

-Si Antonia. Lo hice. Es mi cama. Respete los límites. Cosa que tú no hiciste. -mierda. Tengo mal dormir. -Por tu culpa no pude dormir. Me sofocabas. ¿Qué soñabas?

-Lo siento.

-No sabía que abrazabas mientras dormías.

-De verdad lo siento.

-Desayuna. Luego iremos a la villa. Quiero ver el trabajo que hiciste. Charlie me dijo que optaste por la mayoría de las cosas---

-¡Sé lo que elegí! Si te gusta bien. Si no, no me importa. Eres joven y no siempre puedes optar por lo oscuro.

-Elegiste tus gustos por sobre los míos.

-Dijiste que querías una mirada femenina. Hola Ji Yong. Soy mujer.

-Ya lo veremos. Desayuna. Hazlo antes de que me enfurezca más.

-¿Enfurecerte? ¿Por qué? Soy libre. Hago las cosas que se me plazcan.

-¡Te equivocas! Hacer las cosas por voluntad es una cosa... el que te obliguen hacerlo es otro. Y precisamente ayer tú no hiciste lo que querías.

-No entiendo. Me trajiste. ¿Y para qué? ¿Para castigarme? ¿Torturarme? Estoy siendo regañada por un anciano. ¡No soy nada tuyo! -se levanto de golpe y se acerco a mí. Tomo la bandeja y se fue a la puerta. -Te iban a violar. Antonia. Si no quieres comer no te obligaré. Te quiero en diez en la sala. En el baño están tus cosas.

Ganas de tí Donde viven las historias. Descúbrelo ahora