Ganas de tí

Capítulo 9

Necesito abrir mis ojos.

No puedo.

Estoy tan cómoda.

Tengo que ver la casa junto a Ji y Seungri.

¿Por qué me siento tan protegida?

-Hola.

-Hola. ¿Cuánto dormí?

-Siete horas. -me mira- ¿Dormiste bien?

-Si. ¿Ya vieron el lugar?

-Si. Todo quedo perfecto. Sabía que me gustaría. Gracias.

-De nada.

-Seungri ya se fue. Pero se llevo el auto. -¿Qué... Seungri qué? ¿Cómo? -Cenaremos aquí.

-¿Por qué se fue?

-Te dije que te torturaría Antonia. -no sabía que pensar. ¿Sigue enojado?

-Ji... hablemos.

-Lo menos que quiero hacer ahora es hablar.

-¿Entonces? -cuando me desperté estaba tapada con una manta. Una manta que yo no saque. Estaba todo oscuro. Baje y vi luz en el despacho. Suponía que estarían ahí. Pero solo estaba él.

Ya era hora de salir de mis dudas.

Quise ser estúpida.

Quise no pensar en la posibilidad de tener algo con mi jefe. Pero él fue muy obvio.

Quise pensar que él en verdad era atento conmigo. Pero fue más allá.

Verónica me lo ha dicho y yo tontamente me engañé.

-¿Qué quieres hacer conmigo? -dije. Y sabía que al finalizar de preguntar él me aclararía todo. -Dijiste que ibas a torturarme.

-Lo voy hacer Antonia. Sé que estas pensando que no había posibilidad de tener algo conmigo, porque soy tu jefe. Lo sé. Pero lo que quiero contigo va más allá de mis deseos. Quiero someterte a mis límites. Quiero que me obedezcas. Quiero que juegues a lo que yo juego. Quiero poseerte. Quiero que seas mía. Quiero ser dueño de ti. Quiero todo.

Sus palabras me hipnotizaban. Su voz era suave y baja. ¿De donde saca ese tono de voz?

-¿Quieres hacer eso Antonia? -cada vez que pronunciaba mi nombre sentía un cosquilleo. Mi lengua mental jugaba con su pronunciación. Su voz diciendo mi nombre se quedaba grabada en mi mente. -¿Quieres... Antonia?

¿Quiero? ¿Lo quiero hacer? ¿Quiero someterme a él? ¿Quiero y puedo hacer todo lo que el me pide?

-No.

-¿Por qué?

-No sé. No quiero.

-Podrías intentarlo. -su mirada. No quiero mirarlo. Si lo hago yo no podré resistirme. -Mírame. Hazlo Antonia.

-No quiero. Quiero irme de aquí.

-Estamos lejos de donde quieres ir. No pasa ningún automóvil. Solos tú y yo Antonia. Mírame. -y lo hice. Obedecí. Lo mire. Pasaba saliva. Me sentía nerviosa. No podía moverme. No podía dejar de mirarlo. De observarlo. De admirarlo.

-Antonia. ¿Podrías intentarlo?

-No.

-¿Por qué no?

-¿Por qué yo?

-Lo mismo me pregunto yo. ¿Por qué tú? Solo quiero someterte a ti. No hay nadie más que se parezca a ti. Eres única. Creo que ya te lo había dicho ¿Quieres someterte? Mírame. -su voz subía de nivel. Esta vez sonaba dominante ¿Esta es la forma de torturarme? -¿Tienes miedo Antonia?